De rivales a aliados
Durante décadas, las empresas operaron bajo un modelo centrado en la autosuficiencia y el control. La integración vertical era sinónimo de poder: controlar toda la cadena de valor, desde la producción hasta la distribución, garantizaba márgenes estables y barreras de entrada. Otras optaron por la integración horizontal, buscando dominar segmentos de mercado mediante adquisiciones o fusiones. En ambos casos, la lógica era clara: crecer a expensas del competidor. Sin embargo, esa lógica ha cambiado. Hoy, la rigidez estructural y la competencia excluyente han dado paso a un modelo más dinámico y estratégico: la economía colaborativa. Este cambio no solo redefine cómo operan las empresas, sino también cómo se relacionan entre sí. En lugar de competir para eliminar al adversario, muchas organizaciones buscan integrar capacidades, complementar recursos y construir alianzas que generen valor compartido. Este giro es especialmente evidente en sectores […]