Turismo imposible
Carlos Hugo Molina lo proclama entre signos de exclamación: ¡podemos vivir del turismo! Sus argumentos son tan sólidos que resulta difícil, aunque no imposible, rebatirlo. Bolivia tiene una oferta turística tan diversa que parece increíble que no estemos recibiendo oleadas de visitantes dispuestos a dejar sus dólares en los kioscos o a deslizar sus tarjetas por los lectores magnéticos. Misiones jesuíticas, selvas amazónicas, las ruinas preincaicas de Tiwanaku y el salar de Uyuni, el más grande del mundo, son solo una muestra. Sin embargo, ser variado no siempre equivale a ser excepcional. Otros países también ofrecen selvas, desiertos, playas y monumentos como las pirámides de Egipto o Mesoamérica. Naciones como Grecia, Francia, Italia, España y Reino Unido, cunas de la civilización, atraen millones de turistas con las huellas de su glorioso pasado. Competir en el mercado global El turismo mundial […]