
La lucha por la independencia de los países de Sudamérica se asoció históricamente con Simón Bolívar y Antonio José de Sucre, cuyos triunfos en Junín (6 de agosto de 1824) y Ayacucho (9 de diciembre de 1824) sellaron la emancipación del continente. Sin embargo, mucho antes de que los libertadores tomaran las armas contra la corona española, un hito determinante marcó el inicio del proceso independentista: la Batalla de Suipacha, librada el 7 de noviembre de 1810 en el Alto Perú (hoy municipio de Tupiza, Potosí), cuyo protagonista, entre otros, fue el guerrillero Pedro Arraya al mando de la gloriosa caballería chicheña.
La Batalla de Suipacha no fue un hecho aislado ni un simple episodio de la denominada Guerra de los 15 Años, que concluyó en la Batalla de Tumusla el 1 de abril de 1825 (ambas en tierras chicheñas). Su repercusión trascendió las fronteras de la actual Bolivia y tuvo consecuencias directas en la independencia de toda la región sudamericana.
El 5 de julio de 1811, el Congreso de Venezuela declaró la independencia de las provincias venezolanas. El 9 de julio de 1816, el Congreso de Tucumán rompió los vínculos políticos con la monarquía española y declaró la independencia de la República Argentina. El 5 de abril de 1818, San Martín derrotó a la última fuerza española en suelo chileno en la Batalla de Maipú. Ya en enero del mismo año, Bernardo O’Higgins firmó la primera acta de independencia de Chile. En esa línea, siguieron Colombia el 7 de agosto de 1819, Perú el 28 de julio de 1821, Brasil el 7 de septiembre de 1822, Bolivia el 6 de agosto de 1825 y Uruguay el 25 de agosto de 1825.
Para inmortalizar la hazaña de Suipacha, la Junta de Buenos Aires, dirigida por el potosino Cornelio Saavedra, otorgó el 28 de noviembre de 1810 una medalla con la inscripción “La Patria a los vencedores de TUPIZA”, en justo reconocimiento a la participación de la caballería chicheña y las tropas patriotas en esa heroica batalla, que contribuyó a la rebelión continental.
Héroe nacional
En el escenario de la Batalla de Suipacha, el coronel Pedro Arraya, al mando de la caballería chicheña, emergió como un líder en la lucha por la libertad, demostrando que la independencia no fue obra de unos pocos caudillos, sino de muchos héroes que arriesgaron sus vidas por un ideal. Su historia, aunque opacada por el tiempo, merece ser rescatada y puesta en el lugar de honor que le corresponde.
A pesar de la magnitud de esta victoria, el reconocimiento histórico recayó fundamentalmente en los comandantes del Ejército del Río de la Plata, como Antonio González Balcarce y Juan José Castelli. Sin embargo, fueron los líderes locales, como Pedro Arraya, quienes desempeñaron un papel clave en la batalla y en la consolidación de la resistencia independentista en el Alto Perú.
El guerrillero chicheño, nacido en 1787 en Mojo, región de los Chichas (actual municipio de Villazón, provincia Modesto Omiste, Potosí, frontera con Argentina), era un joven criollo con gran conocimiento del terreno y de la estrategia de guerra de guerrillas. Su participación en Suipacha fue crucial, pues comandó un escuadrón de caballería que realizó ataques sorpresivos y contribuyó a la desmoralización de las tropas realistas.
No en vano, el gobierno boliviano declaró al coronel Pedro Arraya “Héroe Nacional” mediante la Ley 1547, de fecha 4 de enero de 2024, en reconocimiento a su legado, su valentía y su determinante participación en la Batalla de Suipacha, hecho armado que contribuyó a la independencia de Bolivia y Sudamérica.
Jhonny Salazar Socpaza es periodista.
La opinión expresada en este artículo es de exclusiva responsabilidad del autor y no representa una posición oficial de Enfoque News.


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