

Un hallazgo bibliográfico ha puesto en el centro del interés cultural y culinario de Bolivia al «Libro de cocina y Repostería», considerado durante años como el primer recetario del país, publicado en 1892 en Sucre. Sin embargo, recientes investigaciones revelan que el recetario más antiguo conocido fue escrito en la Villa Imperial de Potosí en 1776, lo que redefine la cronología de la tradición culinaria escrita en Bolivia.
Este manuscrito potosino, de autoría aún anónima, contiene recetas que reflejan una fusión temprana entre ingredientes autóctonos y técnicas europeas, documentando platos elaborados en pleno auge del poder económico y cultural de Potosí. La obra, redactada en castellano antiguo, incluye preparaciones como sopas de maíz, guisos con carne de llama, dulces de chancaca y bebidas fermentadas tradicionales, lo que la convierte en una fuente invaluable para comprender la evolución de la cocina andina-colonial.
Aunque el Libro de cocina y Repostería de 1892, escrito por doña Josefa Mujía de Vaca Guzmán, continúa siendo el primer recetario boliviano impreso y distribuido comercialmente, el manuscrito de 1776 representa ahora el origen más remoto conocido de la literatura culinaria del país.
La reaparición de este texto potosino —que ha sido transcrito y estudiado por historiadores de la Universidad Tomás Frías— abre nuevas rutas de investigación sobre las prácticas alimentarias del periodo colonial y pone en relieve el papel de las cocinas domésticas en la construcción de la identidad cultural boliviana.
“El manuscrito de 1776 nos permite imaginar los sabores de una ciudad minera cosmopolita, donde convivían cocineras indígenas, criollas y mestizas, en un contexto de gran intercambio cultural”, señaló la antropóloga Teresa Salazar, quien lideró el proyecto de recuperación del documento.
Ambos recetarios —el de 1776 en Potosí y el de 1892 en Sucre— son hitos fundamentales en la historia de la gastronomía boliviana. Juntos, conforman un legado que evidencia la riqueza y profundidad de una tradición culinaria que ha sabido resistir el paso del tiempo.
La publicación de estos textos, tanto en ediciones impresas como digitales, marca un avance significativo en la revalorización del patrimonio intangible de Bolivia y fortalece el orgullo nacional por su diversidad gastronómica.
(Con información de archivos históricos de Potosí)
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