La papeleta electoral del 17 de agosto será un mosaico de hasta 26 casillas distribuidas en dos franjas: 13 para candidatos presidenciales en la superior y 13 para diputaciones uninominales en la inferior. Su tamaño y colorido reflejarán la diversidad de opciones. Los partidos y alianzas confían en que los votantes mantengan el hábito de sufragar en línea, marcando candidatos del mismo bloque en ambas franjas, aunque el voto cruzado sigue siendo una posibilidad.
El Tribunal Supremo Electoral (TSE) ha advertido que algunos partidos, principalmente el MAS en la era de Evo Morales, podrían perder su personalidad jurídica por acumular sanciones. Sin embargo, estas advertencias, más que medidas efectivas, parecen reflejar el afán de ciertos vocales por ganar protagonismo mediático o aspirar al control del Órgano Electoral. Además, el TSE procesa denuncias contra el FPV y PAN-Bol por no alcanzar el 3% de votos en 2020, lo que, según la Ley del Régimen Electoral, debería llevar a su disolución. Pese a ello, ambos están inscritos para los comicios de este año.
Lejos de reducirse, el número de partidos nacionales creció de 11 a 14 con la incorporación de Nueva Generación Patriótica (NGP), Autonomías Para Bolivia – Súmate (APB Súmate) y el Movimiento de Renovación Nacional (Morena), estos dos últimos registrados en cuestión de semanas. Salvo declinaciones de última hora, las 14 fuerzas políticas —ocho partidos y seis alianzas— participarán en la contienda. Según *El Deber* (26 de abril), cinco partidos están obligados a competir por no haberlo hecho en la última elección nacional.
Una papeleta con 26 casillas invita a la dispersión del voto. Muchos electores bolivianos deciden su preferencia en el último momento, con el bolígrafo en mano frente a la boleta. Esta fragmentación podría derivar en una segunda vuelta en octubre. Sin descartar precedentes como los de Venezuela o Nicaragua, donde partidos y candidatos fueron anulados de un plumazo, Bolivia enfrenta un escenario con hasta 13 candidaturas que implicarían 4.576 aspirantes: un candidato a la presidencia, uno a la vicepresidencia, 72 senadores (titulares y suplentes), 260 diputados (titulares y suplentes) y 18 representantes supraestatales (titulares y suplentes) por cada fuerza política. Esto da un promedio de 352 candidatos por organización, aunque algunas no completarán esa cifra, como ha ocurrido en elecciones pasadas.
Este elevado número de contendientes responde al fracaso de dos grandes articulaciones políticas. En el oficialismo, un frente entre el MAS, MTS y Morena quedó en intenciones, ya que se inscribieron por separado. En la oposición, la unidad entre Demócratas, FRI y UN se desmoronó. Estas divisiones impidieron la formación de bloques amplios que habrían reducido la oferta electoral y canalizado el voto mayoritario.
Aunque el plazo para inscribir alianzas venció el 18 de abril, aún podrían surgir adhesiones por declinaciones. Sin embargo, la renuencia a ceder predomina, como ilustra el caso del PDC, que presenta dos candidatos: Rodrigo Paz Pereira y Jaime Dunn de Ávila. La fractura del masismo debió ser el catalizador de la unidad opositora, pero las mezquindades políticas frustraron esa oportunidad. Ahora, los candidatos presidenciales con mayor proyección se convierten en los polos de atracción, porque, como señalé en una columna anterior, en esta elección el candidato es el mensaje.
Queda por verse cómo reaccionará el electorado frente a las urnas. La probabilidad más alta es que el voto disperso lleve a una segunda vuelta, donde los más votados de ambos bandos disputen la batalla final. La gran incógnita es si los perdedores apoyarán a los finalistas o si, fieles a sus intereses, optarán por frases vacías como: “Dejamos que nuestros militantes decidan según su conciencia”. Esto sería otra decepción y una prueba más de que, para muchos, los cálculos políticos están por encima del destino del país.
Edwin Cacho Herrera Salinas es periodista y analista.
La opinión expresada en este artículo es de exclusiva responsabilidad del autor y no representa una posición oficial de Enfoque News.
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