A boca cerrada, no entra mosca…
A la hora de hablar de economía, los números cuentan, sin duda, pero las palabras también tienen un peso significativo. Por ello, al emitir un criterio público sobre este ámbito, es fundamental actuar con cuidado, considerando el impacto que un pronóstico severo, aunque sea verdadero, podría tener en la población. Cuando los mensajes carecen de equilibrio y están impregnados de alarmismo por intereses políticos o afán de notoriedad, se erosiona la confianza y se agudizan los problemas que, en teoría, se pretende resolver. A continuación, presento algunos ejemplos para ilustrar este punto, y me interesa saber si usted coincide. Una primera analogía útil está relacionada con la salud. Imagine a un paciente en tratamiento: si las personas cercanas repiten constantemente frases como “está muy mal”, “podría morir en cualquier momento”, “el medicamento tal vez no funcione” o “hay que prepararse […]
 
				
 
			 
			 
			 
			 
			 
			 
			 
			 
			 
			 

 
			 
			 
			 
			
