Bolívar, el boliviano

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columna de opinión

Este 24 de julio se recuerda el 242.º aniversario del nacimiento de Simón José Antonio de la Santísima Trinidad Bolívar Palacios, a quien conocemos mejor por el nombre abreviado de Simón Bolívar.

Al ser este el año del Bicentenario de la Independencia de Bolivia, lo mínimo que debió haber hecho la ineficaz delegación presidencial para esta conmemoración era reunir a historiadores en, por lo menos, un coloquio donde se abordara no solo la trascendencia de ese personaje para Bolivia, sino también los cuestionamientos a su aporte.

Así como se reconoce a Bolívar como Padre de la Patria, ha crecido una corriente que cuestiona su participación en la libertad de Charcas, territorio que durante la Guerra de la Independencia fue denominado «Alto Perú». Cada vez se repite con más fuerza la versión —cierta, pero miope— de que Bolívar y Sucre no son los libertadores de Bolivia porque no dispararon un solo tiro en este territorio, cuya libertad se logró —eso sí— con la victoria de las tropas chicheñas en la Batalla de Tumusla.

Es cierto: la batalla que liberó el territorio hoy boliviano fue la de Tumusla, ya que en ella cayó el último jefe realista en el Alto Perú. Sin embargo, si se analiza toda la campaña del ejército libertador en el Perú, se llegará a la conclusión inequívoca de que, sin la participación de Bolívar y Sucre, hubiera sido muy difícil derrotar a los españoles.

Bolívar, quien había conseguido liberar el Virreinato de Nueva Granada —donde actualmente se encuentran Colombia, Ecuador, Panamá y Venezuela—, asumió la conducción de la guerra en el Perú luego de la entrevista de Guayaquil, donde otro libertador, José de San Martín, acordó retirarse. A partir de entonces, Bolívar no solo luchó en los campos de batalla, sino también en los de la política, y logró derrotar al grueso del ejército realista en las batallas de Junín y Ayacucho. Tras esta última, el jefe de Estado Mayor de las tropas españolas, José de Canterac, firmó una capitulación y se comprometió a evacuar sus fuerzas hacia la península.

En el Alto Perú quedó una reducida fuerza comandada por Pedro Antonio de Olañeta, por lo que Sucre inició la marcha para batirlo. Si no se hubiera producido la batalla de Tumusla, las fuerzas del Gran Mariscal de Ayacucho —que eran numerosas— habrían aplastado a las realistas; sin embargo, el chicheño Carlos Medinaceli se le adelantó.

Otro de los argumentos en contra de los libertadores es el hecho de que no nacieron en Bolivia, razón por la cual se los considera extranjeros. Quienes creen eso se sorprenderán al saber que Bolívar y Sucre fueron bolivianos.

El 8 de agosto de 1825, la misma Asamblea de Diputados que había declarado la independencia dos días antes aprobó un proyecto de ley que no solo fundaba la República Bolívar, sino que reconocía como «natural y ciudadano» de ese país a «todo hombre que hubiese combatido por la libertad en Junín o Ayacucho». La ley en ese sentido se promulgó el 11 de agosto y, gracias a ella, tanto Bolívar como Sucre —así como todos quienes lucharon en esas dos batallas— se convirtieron automáticamente en bolivianos.

¿No deberíamos estar hablando de estas cosas en lugar de organizar festivales o “perrotones”? Por lo visto, no hay gente en el Gobierno que entienda lo que representa un bicentenario.

Juan José Toro Montoya es Premio Nacional en Historia del Periodismo.

La opinión expresada en este artículo es de exclusiva responsabilidad del autor y no representa una posición oficial de Enfoque News.

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El factor Lara

Tomo prestado el título del editorial publicado por los diarios El Potosí y Correo del Sur el 19 de agosto de este año, luego de que se conocieran los resultados de las elecciones en las que Rodrigo Paz Pereira ganaba en primera vuelta. El editorial dice que una de las razones del triunfo de Paz es que, durante los tres meses previos a las elecciones, estuvo viajando por el país, por “más de 230.000 kilómetros”, y pasó por “más de 220 municipios”. Al referirse a Edmand Lara, agrega que “desde su agresión y arresto, hace tres años, trabajó en un proyecto personal y de equipo con el propósito de organizar una candidatura. Consiguió el respaldo de gente que hizo activismo, recorriendo el país prácticamente sin recursos, pero les faltó tiempo, y dinero, para ensamblar un partido propio”. El activismo de […]

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Presidente: informe mejor

Me refiero, específicamente, a la catastrófica confirmación de que los gobiernos anteriores robaron 15.000 millones de dólares de Bolivia. Digo “confirmación” porque no fue, precisamente, una novedad. El robo fue tan descarado que ocurrió ante nuestros ojos. Cada vez que nos enterábamos de una nueva denuncia de corrupción, simplemente movíamos la cabeza y nos preguntábamos cuánto sería ya la suma total. Ahora, por fin, tenemos al menos una idea. ¿Cuánto son 15.000 millones de dólares? El economista Gonzalo Chávez —a quien el gobierno de Luis Arce intentó encarcelar con argumentos absurdos— hizo comparaciones que ponen la piel de gallina. Solo mencionaré dos, por considerarlas especialmente terribles: equivalen al 30% del PIB boliviano o a la totalidad de las reservas internacionales que acumuló el Banco Central de Bolivia hasta 2015. Cuando el presidente Luis Arce Catacora presentó este dato, advirtió que […]

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Justicia y cultura = aceite y agua

El nuevo gobierno ha intentado fusionar el Ministerio de Minería y Metalurgia con el de Hidrocarburos y Energías, que maneja Mauricio Medinaceli, y no lo ha logrado. Sectores mineros de Oruro y Potosí reaccionaron, en ese orden, y el gobierno anunció que revisará la medida. En español, eso tiene un nombre: recular. Pero recular no es malo si el retroceso es por una buena causa. En el caso de Minería, tengo mis dudas. Además de la exigencia de Oruro y Potosí, los cooperativistas mineros ya han manifestado que el ministro debería ser alguien de su sector, lo que significaría volver a la perniciosa práctica de entregar espacios de poder a los colectivos sectoriales, que el MAS denominaba “organizaciones sociales”. Ya en su momento se advirtió que no se le podía entregar el Ministerio de Minería a los cooperativistas, porque era […]

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“Tejemenejes”

El presidente electo Rodrigo Paz ha hecho saber que, en sus esfuerzos por normalizar la provisión de carburantes, ha encontrado complicaciones en la fase de transportes que maneja YPFB y, con suficiente claridad, ha dicho que ahí radica uno de los mecanismos de corrupción que ha llevado al país a la crisis que todavía no supera. En cualquier otro país, una denuncia de ese tipo habría provocado un escándalo de grandes proporciones y los involucrados habrían sido aprehendidos, pero… estamos en Bolivia. Como consecuencia de hechos repetitivos que hemos vivido en los últimos 20 años, los bolivianos nos hemos acostumbrado a las denuncias de corrupción hasta el extremo de verlas como algo cotidiano y —lo que es peor— como algo normal. Y esta es una de las razones por las que existe tanta expectativa por el cambio de gobierno. Por […]

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No está conforme con lo que ha logrado en su carrera política, recién iniciada. Está convencido de que su peso específico es al menos el doble de lo que le asignan políticos, analistas y periodistas cuando se refieren a él. Es codicioso y está decidido a conquistar el poder a cualquier precio. Edmand Lara ha realizado una apuesta audaz en los últimos días: separar su camino del de Rodrigo Paz, dar por finalizado el matrimonio de conveniencia que les permitió llegar a la presidencia y vicepresidencia, y romper con el PDC como vehículo electoral. Mantiene el método de llegar al poder mediante el voto popular. Persuadido de que ha sido marginado del núcleo de decisiones del gobierno al que contribuyó —según él— con el mayor caudal de votos, pretende hacerse con el poder regional, conquistando la mayor cantidad posible de […]

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Veinte años de complicidad con las organizaciones narcotraficantes y de encubrimiento de la producción de drogas en territorio nacional han provocado que Bolivia se encuentre saturada de marihuana, cocaína —pasta base y clorhidrato—, alucinógenos y estupefacientes producidos no solo en las regiones tradicionalmente conocidas, sino también en zonas donde el Estado apenas tiene presencia. Una de las primeras constataciones de las nuevas autoridades antidrogas es que el potencial de producción de estupefacientes en Bolivia se ha elevado de manera casi exponencial durante las últimas dos décadas. Estamos literalmente atiborrados de droga. Las implicancias de esta realidad son extremadamente peligrosas, tanto por la violencia inherente al narcotráfico como por la expansión acelerada del crimen organizado en el país. Durante estos veinte años, quienes se dedican a la producción de narcóticos aprovecharon al máximo la permisividad del Estado. Hoy se constata que […]

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