

La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) alertó este martes sobre la crítica situación de los glaciares en Bolivia, que enfrentan un deshielo acelerado capaz de comprometer su existencia en las próximas dos décadas. El fenómeno, exacerbado por el calentamiento global y factores locales, pone en riesgo el suministro de agua para comunidades, agricultura y consumo humano en el país.
Un estudio conjunto de científicos de los Andes y el Himalaya, respaldado por la FAO y el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), revela que el glaciar Huayna Potosí, cerca de La Paz, pierde unos 24 metros de hielo anuales. Este retroceso ha dado lugar a un nuevo lago inexistente en 1975, evidenciando la magnitud del deterioro. Equipos especializados instalados por los investigadores confirman una reducción constante del volumen glaciar, un problema que, aunque global, se agrava en Bolivia por sedimentos arrastrados por vientos que oscurecen el hielo y potencian su absorción de calor.
Las consecuencias son inmediatas para la población. En los valles, cientos de miles de personas dependen de estas reservas hídricas para cultivos y ganado, mientras que en El Alto, cerca de un millón de habitantes obtienen parte de su agua potable de los deshielos. La crisis amenaza la seguridad hídrica y alimentaria de la región, según la FAO.
Gonzalo Mondaca, del Centro de Documentación e Información Bolivia (Cedib), vinculó este deterioro con los incendios forestales que azotan al país. En 2023, se calcinaron cerca de 14 millones de hectáreas, liberando partículas que se depositan en los glaciares y aceleran su derretimiento.
En respuesta, la Defensoría del Pueblo instó al Estado a adoptar medidas urgentes, especialmente tras el Día Mundial del Agua, que este año resaltó la conservación de estas fuentes naturales. Entre las propuestas destaca fortalecer la prevención de incendios antes de la temporada de quemas, que inicia en junio.
La FAO subraya que la pérdida de glaciares no es solo un drama ambiental, sino un peligro inminente para Bolivia. Sin acciones concretas, el país podría enfrentar en las próximas décadas una crisis hídrica sin precedentes.
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