ANF.- Los productores de soya en Santa Cruz ratificaron su pedido al Gobierno para aprobar un marco regulatorio que permita el uso de la biotecnología, argumentan que los transgénicos en Bolivia son una realidad y que se consumen a través de los productos de contrabando.
El gerente general de la Asociación Nacional de Productores de Oleaginosas (Anapo), Jaime Hernández, dijo que no hay que cerrar los ojos ante una realidad como es la presencia de los productos transgénicos en el país.
“Bolivia consume productos transgénicos importados de contrabando hace muchos años, el maíz que abastece al sector pecuario es un maíz transgénico que proviene de la Argentina y de contrabando”, declaró a la ANF.
No es la primera vez que el sector productivo ha planteado el tema ante las autoridades gubernamentales, sin embargo, los avances aún son mínimos. La Anapo es optimista que tras la última reunión del presidente Luis Arce, con la Cámara Agropecuaria del Oriente (CAO), el tema avance.
“Somos optimistas, creemos que el esfuerzo para producir más y garantizar el mercado interno y generar excedentes es un compromiso de todos los actores y para eso se necesita políticas públicas, tanto sector público y privado”, comentó.
Según los representantes de la CAO, esta voluntad habría sido expresada por el jefe de Estado para la adopción de la biotecnología con la mirada puesta en garantizar la seguridad alimentaria y avanzar en la industrialización con sustitución de importaciones.
Hernández sostiene que hay un “rezago tecnológico” en Bolivia, lo que se ve reflejado en los niveles de productividad en relación con los productores de otros países. Por ejemplo, el rendimiento promedio de soya es de 2 toneladas, mientras que en otros países es de 3 toneladas, “un 50% más de brecha”.
“Creemos que es importante avanzar en la aprobación de la biotecnología para que los centros públicos y privados desarrollen las semillas adaptadas a nuestras condiciones locales, pero hay que aprobar la tecnología”, sostuvo Hernández.
Martín Mariani Ventura, de nacionalidad argentina, en el Quinto Congreso Internacional de Soya organizado por la Anapo expuso: Tecnología HB4 como herramienta para el cambio climático y la sustentabilidad.
¿Pero qué es la tecnología HB4?, el experto describe que es una tecnología desarrollada en su país y que básicamente es un gen que proviene de girasol, de un cultivo que naturalmente es tolerante a la sequía, que fue sacado del girasol e incorporado a trigo o a la soya. El objetivo que en situaciones de estrés de las plantas no sufran tanto y puedan producir más.
Se trata de los organismos genéticamente modificados porque básicamente incorporamos un gen que venía del girasol y se lo incorporamos en la soya y en el trigo.
Coincide que en el mundo son muchos los países, más de 50, que usan productos con organismos genéticamente modificados y su inocuidad están totalmente validada.
En esa misma línea, detalla que hay productos como el queso, el vino, la cerveza que usan organismos genéticamente modificados, son bacterias que fueron mejoradas a través de la tecnología para hacer más eficiente la producción de estos productos.
“Hoy por hoy, hay más de 200 millones de hectáreas en el mundo que se siembran con organismos genéticamente modificados, no solo en la región como en Argentina, Brasil, Paraguay, Uruguay, además de otros países como Estados Unidos.
Mariani recomendó que el gobierno mire a los países que ya tienen un marco regulatorio exitoso, que en su criterio no solo beneficia a los productores, sino al país porque garantizaría la seguridad alimentaria, aumentaría la producción y protegería los recursos naturales.
Distinguió entre biotecnología y el mal uso de los productos químicos, porque independientemente sea un producto producido tradicionalmente o que sea genéticamente modificado, el tema es que los productores podrían utilizar de manera inadecuada de los productos químicos.
Mariani explicó que a nivel del Mercosur hay distintas legislaciones que amparan la creación de un cultivo genéticamente modificado y que ha sido aprobado en algún país un determinado desarrollo tecnológico.