

El 17 de abril de 2025, Moody’s Ratings, una reconocida fuente global sobre estabilidad financiera, rebajó la calificación de emisor y deuda senior no garantizada en moneda local y extranjera del Gobierno de Bolivia de Caa3 a Ca, con una perspectiva “estable”. Esta decisión refleja una gobernanza extremadamente débil que eleva el riesgo de una crisis de balanza de pagos y un posible default soberano, según el informe de la agencia.
Con esta rebaja, la economía boliviana pasa de un nivel de “riesgo sustancial” a uno “extremadamente especulativo”, acercándose peligrosamente a un escenario de incumplimiento de deuda externa a largo plazo. Si las condiciones económicas y políticas del país empeoran, Bolivia podría caer a una calificación de “impago” con escasas perspectivas de recuperación, según la escala de calidad de emisor de deuda externa de Moody’s.
No obstante, el informe destaca que estas proyecciones son a largo plazo y que aún hay margen para la recuperación. La adopción de políticas económicas pragmáticas y una gobernanza más sólida podrían estabilizar el país. Como señala Moody’s, “las calificaciones de Bolivia podrían deteriorarse aún más si las autoridades no logran frenar la disminución de las reservas de divisas y el aumento de las presiones de liquidez externas y gubernamentales, lo que incrementaría la probabilidad de una reestructuración de deuda o un default con pérdidas superiores al 65%”.
Un repaso a las calificaciones de Moody’s para Bolivia en los últimos cinco años revela una tendencia preocupante:
- 10 de marzo de 2020: B1 (rebaja)
- 22 de septiembre de 2020: B2 (rebaja)
- 30 de septiembre de 2021: B2 (confirmación)
- 24 de marzo de 2023: Caa1 (rebaja)
- 30 de junio de 2023: Caa1 (confirmación)
- 26 de abril de 2024: Caa3 (rebaja)
- 17 de abril de 2025: Ca (rebaja)
El punto de inflexión en 2020, marcado por la contracción económica global y nacional debido a la pandemia de Covid-19, dio inicio a un deterioro continuo. Desde 2021, las calificaciones han caído de manera constante, con un salto significativo entre 2024 y 2025, pasando de Caa3 a Ca.
Esta trayectoria no es casual ni coyuntural, sino estructural. El análisis de la economía boliviana revela problemas crónicos: una caída del 90% en las Reservas Internacionales Netas (RIN) entre 2014 y 2024, un déficit fiscal sostenido durante 11 años, una balanza comercial negativa agravada por la crisis cambiaria, un endeudamiento público superior al 80% del PIB, problemas de liquidez en divisas que amenazan el cumplimiento de obligaciones estatales, y presiones derivadas del tipo de cambio fijo y la subvención de carburantes. A esto se suma una crisis de gobernanza y gobernabilidad que genera incertidumbre entre inversionistas locales y extranjeros.
Estos factores han derivado en tres problemas críticos: desabastecimiento de carburantes, escasez y encarecimiento del dólar, e inflación elevada y creciente. Este panorama apunta a un escenario complejo a corto plazo, especialmente en un año electoral donde la política definirá el rumbo del país. Sin embargo, no todo está perdido. La adopción de medidas económicas audaces y una voluntad política decidida por parte del actual y el próximo gobierno podrían revertir esta tendencia negativa.
Luis Fernando Romero Torrejón es presidente del Colegio Departamental de Economistas de Tarija.
La opinión expresada en este artículo es de exclusiva responsabilidad del autor y no representa una posición oficial de Enfoque News.
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