

El Estado boliviano presentó evidencia científica y jurídica ante la Organización Mundial de la Salud (OMS) para solicitar la desclasificación de la hoja de coca de la Lista I de la Convención Única de Estupefacientes de 1961, donde se la equipara con drogas de alto riesgo sin utilidad médica.
La argumentación central de la delegación boliviana, expuesta durante la 48ª reunión del Comité de Expertos en Farmacodependencia (ECDD), se basa en que la hoja de coca en su estado natural no cumple con los criterios para permanecer en dicha lista.
Argumentos clave: ciencia y tradición
Bolivia fundamentó su petición en los siguientes puntos:
- Baja peligrosidad en su estado natural: La delegación presentó estudios que demuestran que los usos ancestrales de la hoja, como el masticado (acullico) o la infusión (mate de coca), presentan un «perfil de seguridad amplio, baja peligrosidad y bajo potencial de dependencia». Se destacó que no se registran muertes atribuibles a estos consumos tradicionales.
- Diferenciación clara con la cocaína: Desde una perspectiva técnica, Bolivia aclaró que «la relación entre hoja de coca y cocaína es de naturaleza extractiva y no de convertibilidad». Esto significa que la cocaína no es un producto espontáneo de la hoja, sino el resultado de complejos procesos industriales de extracción y purificación con químicos específicos. Por lo tanto, los riesgos deben atribuirse a la cadena ilícita de refinamiento, y no al cultivo lícito ni a sus usos tradicionales.
- Potencial terapéutico: Se informó que la compleja composición de la hoja, que incluye alcaloides en trazas junto a polifenoles con posibles actividades antioxidantes y antiinflamatorias, amerita una mayor investigación clínica para caracterizar sus potenciales efectos beneficiosos.
Implicaciones y propuestas
Bolivia sostuvo que la actual clasificación es «incompatible» con la evidencia científica y con las obligaciones internacionales de derechos humanos que protegen las prácticas culturales de los pueblos indígenas.
Como parte de su propuesta, el país planteó una agenda técnica que incluye reforzar la trazabilidad del cultivo lícito, diferenciar regulatoriamente la hoja de los productos ilícitos, intensificar el control de precursores químicos y promover ensayos clínicos para investigar los usos medicinales de la planta.
Un llamado basado en la evidencia
Juan Carlos Alurralde, secretario general de la Vicepresidencia, afirmó en la declaración oficial: «La evidencia científica evaluada por la OMS ya distingue de manera inequívoca la hoja natural de la cocaína purificada. Mantener a la hoja en la Lista I desatiende el estándar de prueba requerido e ignora las prácticas ancestrales de nuestros pueblos. Reclamamos una rectificación basada en ciencia, proporcionalidad y respeto a los derechos de los pueblos indígenas».
La decisión final del Comité de Expertos de la OMS, que podría redefinir el estatus legal internacional de la hoja de coca, se espera en los próximos meses.
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