

Bolivia se mantiene en el grupo de los 10 países más difíciles para establecer y operar empresas, según el Índice de Complejidad Empresarial Global 2025 de TMF Group. El informe, publicado este mes lunes, ubica al país en el puesto 8 del ranking mundial, retrocediendo desde el quinto lugar registrado en 2024.
El estudio evalúa la facilidad o dificultad para iniciar, operar y expandir negocios en 79 jurisdicciones. Este año, Grecia, Francia y México encabezan la lista de mayor complejidad, mientras que Islas Caimán, Dinamarca y Nueva Zelanda lideran como entornos más simples. En América Latina, Bolivia comparte el grupo de alta complejidad con México, Colombia y Brasil.
Factores que frenan el clima de negocios
De acuerdo con el informe, los principales obstáculos en Bolivia son:
- Burocracia excesiva y dependencia de documentos físicos en lugar de procesos digitales.
- Inestabilidad macroeconómica y restricciones cambiarias.
- Tensión política y marcos normativos desactualizados.
Estas condiciones afectan tanto la atracción de inversión extranjera como la competitividad interna, advierte el estudio.
Impacto económico estructural
Fernando Romero, presidente del Colegio Departamental de Economistas de Tarija, afirmó que la complejidad empresarial en Bolivia “no es coyuntural, sino estructural”.
Recordó que en la última década el país perdió el 50% de sus ingresos fiscales por la caída de exportaciones de gas, manteniendo un gasto público elevado que derivó en falta de divisas, escasez de combustibles e inflación.
A estos problemas se suman leyes e instituciones consideradas “anticuadas”, que reducen la seguridad jurídica para las inversiones.
Sectores con potencial y reformas necesarias
Pese al panorama adverso, el informe identifica oportunidades en recursos naturales —especialmente litio y gas—, agroindustria, turismo y proyectos de infraestructura.
Sin embargo, Romero advierte que para aprovecharlas es clave modernizar y digitalizar instituciones, simplificar trámites y actualizar leyes de inversión, hidrocarburos, laborales y tributarias.
“Para que Bolivia sea atractiva para invertir se requiere una transformación profunda. Si el próximo gobierno tiene una línea política favorable al empresariado, será más factible avanzar”, declaró el economista.
El especialista concluye que el proceso de mejora será “largo y complicado”, dependiendo de las políticas que implemente la administración que asumirá en noviembre.
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