

Durante su discurso por el Bicentenario de Bolivia, pronunciado este 6 de agosto ante la Asamblea Legislativa Plurinacional, el presidente Luis Arce abordó la escasez de combustibles y la especulación de precios, calificándolas como situaciones coyunturales que, según afirmó, no reflejan debilidad en su administración.
El mandatario sostuvo que estos problemas son transitorios y enfatizó la continuidad de su modelo político y económico. Su mensaje se centró en la industrialización y la defensa de los recursos naturales, presentados como pilares de su gestión y garantías de soberanía nacional.
Industrialización y recursos estratégicos como ejes del desarrollo
Arce aseguró que Bolivia atraviesa un “cambio estructural imparable” liderado por el proceso de industrialización. Enfatizó que su gobierno no ha cedido ante presiones externas y ha protegido los recursos estratégicos del país, en especial el litio.
“Jamás vendimos la patria; defendimos nuestros recursos y los industrializamos”, afirmó.
El presidente destacó avances en la industrialización de los recursos naturales como parte de un proyecto soberano y de largo plazo. Esta narrativa refuerza la idea de que Bolivia está dejando atrás un modelo extractivista sin valor agregado.
Respuesta a las críticas: defensa de la gestión
Arce rechazó las acusaciones de debilidad institucional, señalando que los desafíos actuales —como la escasez de combustibles— son circunstanciales. Negó cualquier cesión de soberanía y, en una aparente alusión a sectores críticos, declaró:
“Jamás nos acusarán de entregar la patria a quienes pretenden ser los barones del litio”.
No obstante, el discurso omitió datos precisos sobre inflación, reservas o abastecimiento de carburantes, y no abordó directamente los conflictos internos dentro del Movimiento Al Socialismo (MAS), como los bloqueos organizados por el expresidente Evo Morales.
Soberanía nacional y memoria histórica
El mandatario apeló a la historia nacional para contextualizar su mensaje. Recordó la pérdida del litoral boliviano en el siglo XIX y denunció el saqueo de recursos por parte de la “rosca minera” y el colonialismo. Además, criticó al capitalismo como forma de dominación externa.
Arce reivindicó la nacionalización de los hidrocarburos como uno de los mayores logros del MAS, aunque evitó referirse a los problemas actuales en la política de subsidios, ni a la creciente presión fiscal que implica mantener el precio de los combustibles.
Reafirmación del modelo del MAS y el “proceso de cambio”
El presidente defendió la continuidad del llamado “proceso de cambio” impulsado por el MAS desde 2006. Hizo un repaso de hitos históricos, como la independencia de 1825, las guerras del gas y del agua, y la lucha de los denominados protomártires de la liberación.
Sin embargo, su intervención eludió mencionar divisiones internas, como la fractura entre su corriente y el “evismo”, ni hizo alusión directa a los retos que enfrenta su administración en términos de gobernabilidad, inversión pública o recuperación económica.
Ausencia de medidas concretas y llamado a la unidad
Aunque el discurso buscó transmitir un mensaje de estabilidad y soberanía, no incluyó medidas específicas frente a los problemas más inmediatos, como el abastecimiento de combustibles o la inflación.
Expertos económicos han advertido que la crisis energética actual responde en parte a la dependencia de importaciones y a la falta de inversión en exploración de nuevas reservas. Además, alertan sobre las limitaciones fiscales para mantener los subsidios vigentes.
Arce cerró su intervención con un llamado a la unidad nacional en el marco del Bicentenario, apelando al orgullo patrio, aunque sin detallar cómo su gobierno enfrentará los desafíos económicos y sociales que aquejan a la población.
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