

El Supremo Tribunal Federal (STF) de Brasil evalúa este martes si inicia un juicio contra el expresidente Jair Bolsonaro por liderar un supuesto intento de golpe de Estado tras perder las elecciones de 2022 ante Luiz Inácio Lula da Silva. La decisión podría derivar en una condena de hasta 40 años de prisión para el exmandatario ultraderechista, marcando un hito en la polarizada política del país.
La Fiscalía acusa a Bolsonaro de encabezar una organización criminal que buscó evitar la toma de posesión de Lula, vencedor en los comicios de octubre de 2022. Según las investigaciones, el plan incluía un decreto para declarar un “estado de defensa” y anular el resultado electoral, además de supuestos intentos de asesinar a Lula y al juez Alexandre de Moraes, del STF. El complot, sin embargo, no prosperó por falta de respaldo militar.
Bolsonaro, de 70 años, se defiende afirmando ser víctima de una “persecución política” para sacarlo de la escena rumbo a las elecciones de 2026, pese a estar inhabilitado hasta 2030 por cuestionar el sistema electoral. “Soy inocente”, insistió en un podcast el lunes, advirtiendo que, de ser encarcelado, “me matan en 30 días”. La acusación también involucra a 34 personas, incluyendo exministros y militares cercanos al expresidente.
La primera sala del STF, integrada por cinco magistrados —entre ellos De Moraes, un crítico feroz del bolsonarismo—, determinará si hay pruebas suficientes para abrir el proceso penal. La resolución, esperada entre martes y miércoles, se basa en un informe de casi 900 páginas de la Policía Federal, que vincula a Bolsonaro con los disturbios del 8 de enero de 2023, cuando sus seguidores atacaron las sedes de los tres poderes en Brasilia.
El caso genera tensión en el país. La corte reforzó la seguridad en su sede con más policías y controles estrictos, anticipando posibles reacciones. Bolsonaro enfrenta cargos graves como “golpe de Estado” y “organización criminal armada”, mientras su defensa denuncia un juicio político y ha intentado, sin éxito, apartar a magistrados como De Moraes, señalado como blanco de la conspiración.
Las implicaciones son profundas: un proceso judicial podría consolidar la inhabilitación de Bolsonaro o, si logra revertirla, alimentar su narrativa de víctima para 2026, inspirado en el regreso de Donald Trump. Mientras, miles de sus seguidores piden amnistía para los involucrados en los ataques de 2023, y la incertidumbre política crece en un Brasil dividido.
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