

A más de un mes de la prohibición de exportación de carne de res, implementada por el Gobierno el 5 de febrero para regular el abastecimiento y reducir los precios, el costo del kilo de carne sigue en ascenso, alcanzando los 70 bolivianos en mercados y supermercados. La medida, que buscaba beneficiar al consumidor local, no ha logrado el efecto esperado, generando preocupación entre la población y cuestionamientos sobre las causas del alza.
El viceministro de Defensa de los Derechos del Usuario y del Consumidor, Jorge Silva, reconoció el incremento en los precios y atribuyó la situación a los ganaderos, quienes, según él, fijan los costos. “Quienes deciden los precios son los ganaderos. Hay una actitud política de algunos actores de la cadena productiva que buscan afectar la economía de la población y generar descontento contra el Gobierno”, declaró en una entrevista con la Red Uno.
Silva también mencionó que factores como las lluvias, los derrumbes en las carreteras y la escasez de diésel han complicado el transporte de ganado, lo que incide en el alza de precios. “El kilo vivo está entre 17 y 18 bolivianos, pero en los centros de remate hay una puja entre compradores, y quienes ofrecen más son los comerciantes y contrabandistas que luego sacan la carne del país”, explicó.
Por su parte, Rubén Soria, dirigente de la Confederación Nacional de Trabajadores en Carne de Bolivia (Contracabol), denunció que el precio del «kilo gancho» (precio base) subió cinco bolivianos en los últimos días, llegando a 40 bolivianos, lo que se traduce en un costo final de 70 bolivianos para el consumidor. “Las amas de casa son las más afectadas”, destacó.
Desde el sector ganadero, Marco Antonio Gutiérrez, secretario de la Confederación de Ganaderos de Bolivia (Congabol), aseguró que el precio de la carne lo define el mercado y no los productores. “El precio lo establece la oferta y la demanda. Las dificultades en el transporte, los derrumbes y la falta de diésel encarecen los costos”, explicó. También señaló que en regiones como el Beni, el traslado de ganado se ha vuelto más complicado debido a las lluvias y el mal estado de las vías.
Según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), en febrero el precio de la carne de res sin hueso aumentó un 3,40%, mientras que la carne con hueso subió un 4,32%. Estos incrementos reflejan una tendencia alcista que persiste pese a las medidas gubernamentales.
Mientras tanto, los consumidores continúan sintiendo el impacto en sus bolsillos. Una compradora en un supermercado de la zona sur de La Paz relató que pagó 73 bolivianos por poco más de un kilo de chuletas. “La carne está muy cara”, lamentó.
La situación ha desatado un debate sobre la efectividad de las políticas gubernamentales y la necesidad de abordar los problemas estructurales en la cadena productiva de la carne. Mientras las autoridades buscan soluciones, los bolivianos esperan que los precios bajen pronto para aliviar su economía familiar.
Sé el primero en dejar un comentario