

La estatal Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB) reconoció este lunes que no puede satisfacer la demanda de diésel de los sectores productivos del país, generando preocupación en industrias clave como la agropecuaria. El presidente de YPFB, Armin Dorgathen, informó que la empresa solo está despachando entre el 40% y 50% del combustible requerido, lo que ha obligado a adoptar medidas temporales, como ofrecer diésel a precio internacional.
“No vamos a poder cumplir al 100% con el sector productivo”, admitió Dorgathen, explicando que los volúmenes disponibles son insuficientes para cubrir la demanda. La situación ya había sido denunciada por diversos sectores, especialmente el agropecuario, que advirtió sobre la falta de combustible para mantener sus operaciones.
El ministro de Hidrocarburos, Alejandro Gallardo, respaldó las declaraciones de Dorgathen y reconoció que los actuales volúmenes de diésel no son suficientes para abastecer a todos los sectores. Además, el titular de YPFB reveló que en el puerto de Arica, Chile, hay 500 cisternas con combustible varadas debido a problemas en los pagos y el traslado a las plantas de almacenamiento en Bolivia. Esta situación se debe a la escasez de dólares en el país, lo que ha afectado gravemente la importación de combustibles.
Frente a este panorama, Dorgathen indicó que la solución pasa por la aprobación de créditos externos en la Asamblea Legislativa, los cuales permitirían cubrir las necesidades urgentes, incluida la compra de combustibles. Sin embargo, el sector empresarial ha cuestionado esta medida. Jean Pierre Antelo, presidente de la Cámara de Industria, Comercio, Servicios y Turismo de Santa Cruz (Cainco), afirmó que más créditos no resolverán la crisis, atribuyendo el problema a la falta de divisas y a la subvención estatal del combustible, que considera insostenible.
“La crisis de combustible en Bolivia es consecuencia de la escasez de dólares y una subvención insostenible. Más créditos no son la solución”, sostuvo Antelo, quien instó al Gobierno a evaluar propuestas del sector privado, como la revisión de la Ley de Hidrocarburos, la flexibilización de regulaciones y la generación de incentivos para la inversión en el sector energético.
Entretanto, crece la incertidumbre sobre la duración de esta crisis. Los sectores productivos, fundamentales para la economía boliviana, enfrentan serios desafíos para mantener sus operaciones, lo que podría repercutir en el empleo y la producción nacional.
La falta de diésel no solo impacta a las industrias, sino también a la población en general, que podría enfrentar desabastecimiento y alzas en los precios de productos básicos. La crisis de combustibles se ha convertido en un problema urgente que requiere acciones inmediatas y soluciones estructurales para evitar un impacto más profundo en la economía del país.
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