Marca.- Inglaterra estuvo por debajo en el marcador ante Eslovaquia. Y ante Suiza. Y, por fin, ante Países Bajos. Con más o menos ortodoxia, en los tres casos salió a flote: necesitando una prórroga tras marcar en la prolongación en el primero, una tanda de penaltis en el segundo o un gol sobre la bocina en el último, el que vale una final. A mayor gloria del criticado Southgate, además, que poco antes había envidado con Palmer, que la puso, y con Watkins, que la enchufó con mérito. A ver quién es el guapo que critica ahora a Gareth. Fue entonces, a buenas horas, cuando Koeman hizo los cambios que no había hecho en todo el segundo acto.
Dumfries estuvo en todas después de que Simons descorchara el partido. Primero hizo penalti, después sacó una bajo palos, por fin estrelló un cabezazo en el larguero. Así que por partes… Había reaccionado bien Inglaterra después de que, en la inauguración del encuentro, el 7 neerlandés rebañara una pelota a Rice, ganara metros y sacara desde la frontal un derechazo poderoso a la jaula, pero en el temprano empate medió la torpeza de su compañero en el lateral, que puso la plancha a Kane cuando un disparo de éste ya se había marchado. La tecnología reclamó ahí la atención del colegiado… y el penalti devolvió las tablas.
Foden pudo hacer el segundo enseguida, después de un servicio vertical de Mainoo aprovechando que el del City se movía por dentro de una santa vez. Su disparo había superado a Verbruggen, pero Dumfries se hizo el quite del perdón sacando la pelota en la misma línea y aún quiso redondear faena con un remate posterior a saque de esquina que topó con el travesaño. Como allí no había tregua, la respuesta fue inmediata: otra vez Foden, que quiso hacer la de Lamine y se quedó apenas centímetros. Tu gol, mi gol. Tu madera, mi madera…
Acabó con el vértigo la lesión de Memphis, qué les vamos a contar del muchacho que no sepan ustedes ya. Koeman resolvió el percance tirando de Veerman, pero el partido perdió fuelle y hasta el descanso ya no hubo gran cosa que rascar. Media hora trepidante, en todo caso, se antojaba un tesoro en el que tenía mucho que ver la evidente mejoría de la tropa de Southgate, representada especialmente por Mainoo y Foden, que Saka ya venía siendo de los destacados. El once habitual ofrecía distintas prestaciones, aunque al refrigerio se acudiera todavía con equilibrio.
Sin Kylian y Con Joao
Los banquillos parecieron contagiarse del frenesí anterior, con movimientos inmediatos en ambos. Al césped Weghorst, al césped Shaw. Pero el segundo acto no tuvo nada que ver con el primero, quizás porque cuando se apura el reloj se teme al error. Apareció apretando Inglaterra otra vez, mucho más agresiva que en el resto del torneo, aunque Países Bajos ganó peso según discurrían los minutos. Se jugó un buen rato, en todo caso, hasta que hubo noticia en una portería, cuando Pickford voló para sacar la que habían rematado al alimón entre Van Dijk y Walker.
Inglaterra jugaba definitivamente con una hora más, la de las dos prórrogas anteriores, quizás por eso su míster se animó a mover de nuevo el árbol mientras a su colega se le hacía de noche. A Saka le habían anulado un gol por milimétrico fuera de juego, pero se jugaba ya más cerca del área inglesa que de la neerlandesa. Así que, como suele pasar en el fútbol, aconteció lo inesperado: una última jugada, un remate majestuoso para que Watkins pase a la historia y decenas de miles de personas vestidas de naranja queriendo morirse… Será porque es una isla, el caso es que la Pérfida Albión siempre flota.