
Este 8 de noviembre, Rodrigo Paz asumirá como el nuevo presidente de Bolivia, después de un importante triunfo en el balotaje del pasado 19 de octubre. En estas semanas previas a su juramento como primer mandatario, ya ha tenido reuniones importantes con el sector privado nacional, organismos internacionales de financiamiento (FMI, BID y CAF) y un acercamiento clave con el gobierno de Estados Unidos.
Rodrigo Paz, de manera inicial, tendrá que confrontar a un enorme dragón de tres cabezas: inflación, carburantes y dólares. Sus primeras medidas en política económica son claves para iniciar este proceso de estabilización del país y evitar que se profundice la actual recesión. Sin embargo, no solo es clave la sensatez en las decisiones económicas, sino también políticas, donde la gobernabilidad en las calles y la gobernanza en el Parlamento son cruciales para que este reajuste y cambio de modelo no sea muy traumático ni costoso en términos sociales.
¿Qué economía recibirá el nuevo gobierno este 8 de noviembre?
No hay que ser economista para saber que se entregará un país con una economía duramente golpeada, recesiva y desequilibrada, con riesgos inminentes de crisis de balanza de pagos, default y mayor inflación. Sin embargo, en este breve estudio, y en base a datos oficiales, vamos a indicar cuál es el estado de la economía y de sus principales indicadores.
Crecimiento económico: Bolivia, según datos del INE, presentó el año 2024 una recesión del 1,12%, y en este primer semestre de 2025, del 2,4%. Los recientes ajustes de proyecciones de crecimiento económico del mundo y la región dan a Bolivia cifras poco alentadoras, siendo uno de los países con menor desempeño económico de toda América Latina y el Caribe. La CEPAL pronosticó un 1%, el FMI un 0,6% y el Banco Mundial un -0,5% de crecimiento económico para el país.
Recientemente se supo que el Presupuesto General del Estado (PGE) ha estipulado como meta macroeconómica un crecimiento económico para el 2026 de apenas un 0,9 %, la más baja desde que el socialismo gobierna a Bolivia, pero próxima a la realidad de estanflación del país.
PIB nacional: El Producto Interno Bruto nominal en 2024 fue de $us 46.967 millones de dólares. Sin embargo, con la nueva metodología de cuentas nacionales del INE (año base: 2017), el PIB nominal (a precios de mercado) sería de $us 55.282 millones. Con datos actualizados al segundo trimestre de 2025, nuestro PIB nominal es de $us. 16.047 millones. Si bien estas cifras crecieron con la nueva metodología, es indudable que el factor inflacionario ha influido en que nuestro PIB haya crecido más en los dos últimos años.
En base a datos observados en el proyecto del PGE 2026, el gobierno nacional estimó que el PIB nominal del año 2026 sería de $us 60.926 millones; de hecho, una cifra alejada de la realidad, dada la recesión vigente en nuestra economía.
Déficit fiscal: El año 2024, el déficit fiscal (global) del Sector Público No Financiero (SPNF) de Bolivia fue del 10,2 % del PIB nacional, equivalente a unos $us 4.800 millones. En cambio, el déficit corriente fue del 4,3 % del PIB, es decir, por un monto de $us 2.000 millones. Con datos actualizados al primer semestre de 2025, el déficit global del SPNF fue del 3,5 % del PIB, equivalente a $us 2.089 millones, el cual ya es superior a todo el déficit corriente de la gestión 2024. El déficit corriente del SPNF de enero a junio de 2025 fue del 1,8 % del PIB.
El gobierno proyectó para este 2025 un déficit fiscal del 9,2% del PIB; sin embargo, se estima que el efectivo bordee el 12% (el cual sería financiado con mayor deuda pública y emisión monetaria). Según el proyecto de PGE 2026, se puso como meta un déficit global del SPNF del 10,3% del PIB, el cual equivale a $us. 6.275,4 millones.
Empresas estatales: El año 2024, las empresas estatales reflejaron un superávit corriente de Bs 7.135 millones y un superávit global de Bs 3.211 millones, lo que representó el 1% del PIB nacional. Sin embargo, durante el período de 2014 al 2024, el déficit global fue persistente y mayoritario en todos estos años, representando el 82% de los mismos. Por ejemplo, del año 1990 al 2006, el déficit global total fue de Bs 219 millones y el promedio anual de Bs 13 millones. Mientras que en el período 2007 al 2024, esto cambió rotundamente: el déficit global de estos años fue de Bs 26.530 millones, un 12.014% mayor. En cambio, el déficit promedio anual pasó a Bs. 1.474 millones, con un incremento del 11.238%. Sin duda, el crecimiento del déficit de las empresas públicas del siglo XX al XXI fue abrumador y preocupante.
Con datos más actualizados, al primer semestre de 2025, el superávit global de las empresas públicas fue de Bs 411 millones, y el superávit corriente de Bs 1.805 millones. En otros términos, el primero representó el 0,1% del PIB, y el segundo el 0,4% del mismo.
Deuda pública: En Bolivia, la deuda pública, de acuerdo con datos del FMI, fue de aproximadamente el 90% en 2024. No se conocen datos exactos de la deuda interna al finalizar la gestión pasada, pero la deuda externa fue de $us 13.767,9 millones. El BCB indicó que, a septiembre de 2025, la deuda externa fue de $us 13.741,7 millones y la interna más del doble de esta. Aunque no se tienen todos los datos para estimar de manera precisa la deuda interna del país, conocemos que la deuda interna del TGN con el sector privado, a septiembre, fue de Bs 75.689 millones ($us 11.033 millones). La deuda interna del BCB con el sector privado fue de Bs. 23.399 millones ($us. 3.411 millones). Así mismo, a septiembre de 2025, el financiamiento del BCB al Sector Público fue de Bs. 174.179 millones ($us 25.391 millones). Se proyecta que este 2025, la deuda pública (externa e interna) sea igual o mayor al 90% del PIB nacional, para financiar el elevado gasto estatal y cumplir con las obligaciones financieras claves para la economía boliviana.
El FMI, en sus proyecciones regionales, indicó que la deuda bruta del Gobierno General en 2024 se estima que fue del 98% de su PIB, y que se proyecta que este 2025 sea del 93,7%.
Inflación: El año 2024, la inflación de Bolivia fue del 9,97%, una de las más altas de la región. El gobierno proyectó para el 2025 una inflación de un 7,5 % anual, pero hasta septiembre ya tenemos un dato acumulado del 18,33%, interanual del 23,32% y mensual del 0,2 %. A pesar de la desaceleración de la inflación, esto no se percibe en el bolsillo de la gente: continúa la devaluación y la pérdida del poder adquisitivo de nuestra moneda (al menos en un 50 % en los últimos 12 meses). Se estima que podríamos llegar al menos al 22 % de inflación anual al cierre de este año, debido a la continuidad de problemas tales como la falta de carburantes, escasez de dólares (precio elevado), excesiva emisión monetaria, bajo dinamismo productivo nacional y otros. El FMI proyecta que la inflación de Bolivia será del 20,8 % en 2025, con una posible cifra del 26,2% al fin del período (sujeta a variación).
Reservas Internacionales Netas (RIN): Las RIN desde 2014 hasta 2024 cayeron alrededor del 90 %, debido a su utilización para financiar el déficit fiscal, ante una caída de los ingresos de divisas por exportaciones del sector hidrocarburífero, sobre todo. El año 2024 cerramos con unas RIN de $us 1.976,5 millones. El último informe del BCB, a octubre de 2025, indica que las mismas tienen un valor de $us 3.226,9 millones, las cuales cayeron en un 1 % respecto al mes de septiembre. En reservas de oro se llegó a $us 3.075,8 millones (-1 %), divisas por un valor de $us 72,6 millones (-29 %) y DEG por $us 42,9 millones (+87 %). Se observa una baja de las RIN sobre todo en divisas, cuya actual liquidez solo permitirá 12 días de importación de carburantes. Las reservas de oro igual bajaron en valor; se estima que fue por la caída relativa de la cotización del oro en el mercado internacional, salvo que el BCB haya monetizado algo de las mismas.
Reservas de oro: Antes de la aplicación de la ley del oro (Ley 1503), el BCB tenía 42,5 toneladas de reservas de oro; actualmente solo tenemos 24,12 toneladas (agosto de 2025), lo cual refleja un decremento del 43%. A octubre de 2025, el BCB indicó que nuestras reservas de oro son por $us 3.226,9 millones, cuyo precio extraordinario del oro en el mundo hizo que el valor de nuestro oro estatal suba un 54% desde enero. Claramente, el gobierno, a través del BCB, ha buscado monetizar y hacer diversas operaciones financieras con nuestras reservas de oro, con la finalidad principal de obtener liquidez para el gasto corriente (carburantes y deudas), con un elevado costo de oportunidad, poniendo vulnerable nuestra economía ante shocks externos.
Empleo: La tasa de desocupación urbana de Bolivia al tercer trimestre de 2025 fue del 2,85%, lo que quiere decir que, según el INE, menos del 3% de cada 100 personas de la fuerza laboral del país están desocupadas o desempleadas. Esto dista bastante de la realidad, ya que en los dos últimos años ha crecido en gran magnitud la informalidad laboral; se estima que llega al 80%, es decir, 8 de cada 10 trabajadores están en la informalidad, incluso más. La anterior cifra podría ser mayor por el bajo dinamismo económico del país, combinado con una alta inflación, lo cual ha empujado a miles de personas al subempleo, autoempleo y otras formas de empleo de muy baja calidad y con precariedad de ingresos y derechos laborales.
Pobreza: Según los últimos datos del Censo 2024, el 40,1% de la población boliviana se encuentra en el umbral de la pobreza, 26,1% de la población vive en una pobreza moderada y solo un 3,6% en la indigencia. Sin embargo, el 70% de los habitantes del país tienen las necesidades básicas insatisfechas, con problemas serios en educación, servicios básicos y vivienda. Las cifras de pobreza podrían ser mayores si midiéramos la pérdida del poder adquisitivo de las familias por la inflación, lo cual podría hacer llegar a un dato de pobreza moderada de al menos el 40% de la población de Bolivia hasta finales de la gestión 2025.
Comercio exterior: Existe un evidente deterioro de nuestro comercio exterior por el bajo crecimiento económico de Bolivia en los últimos dos años, baja inversión extranjera, vetos gubernamentales, conflictos políticos y sociales, falta de carburantes y el efecto negativo de la falta de dólares en la economía, que ha generado serios perjuicios a las exportaciones e importaciones nacionales. En 2023 tuvimos una balanza comercial negativa por $us 571 millones y de igual manera en 2024 por $us 845 millones de dólares. Hasta septiembre de 2025, tuvimos un saldo comercial acumulado igual de negativo, por $us 551 millones. Este 2025, el dinamismo del comercio exterior, al igual que el año pasado, también va a estar entorpecido por la falta de carburantes, que afecta negativamente a la producción y comercialización.
Además, se determinó que el 56% de los meses observados de la gestión 2025 presentaron déficits comerciales, y se estima que este año igual se presentará un saldo comercial deficiente. A pesar de la “industrialización” de la economía, se observa que al menos el 69% de nuestras actuales exportaciones (enero a septiembre de 2025) son “productos tradicionales” (minerales e hidrocarburos).
Inversión Extranjera Directa (IED): La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) ha indicado que la Inversión Extranjera Directa (IED) en la región (ALC) durante el año 2024 fue de $us 188.962 millones. Bolivia solo recibió de IED un monto de $us 247 millones, lo que representó un 0,1% de todo lo captado en Latinoamérica y el Caribe. Quiere decir que, de cada $us 100 recibidos en la región por IED, a nuestro país solo llegaron 10 centavos de dólar. Esto coincide con las calificaciones negativas de corporaciones financieras mundiales como Fitch, Moody’s y S&P Ratings, quienes nos bajaron nuestras calificaciones internacionales en cuanto a crédito e inversión. De igual manera, JP Morgan sigue calificándonos como la segunda economía de la región más riesgosa (1.184 puntos) para invertir, después de Venezuela. En pocas palabras, para los inversores y capitalistas mundiales, somos muy poco atractivos para invertir; por lo cual, para el próximo gobierno será clave dar seguridad económica y jurídica a los inversionistas, y hacer reformas institucionales y normativas, como en el tema laboral e impositivo, para revertir esta tendencia negativa.
Hidrocarburos: La producción de gas natural durante el período 2014 al 2024 ha caído en un 46%. La producción bruta de gas natural de agosto de 2024 a agosto de 2025 cayó en un 12%, mientras que la de hidrocarburos líquidos en un 15%. De igual manera, la producción de gas natural pasó de 60 Mmcd en 2014 a 28 Mmcd a septiembre de 2025 (-53%). Así mismo, las exportaciones de este hidrocarburo están en pleno declive; durante el mismo período (2014-2024), las mismas han bajado drásticamente en un 73%.
La comercialización promedio diaria de gas natural de 2014 al 2025 bajó en un 57%. La composición del mercado de gas natural pasó en 2014 de 55 % para Brasil, 28% para Argentina y 17% para el mercado interno, a uno muy diferente este 2025, con 51% para Brasil, 1% para Argentina y 48 % para el mercado interno.
El sector hidrocarburífero (petróleo y gas natural) fue la actividad económica de peor rendimiento en la gestión 2024, con un decrecimiento del 13,41 %. Y desde hace dos años existe un desbalance comercial y energético en el sector hidrocarburífero. Por ejemplo, en septiembre de 2025 se exportó apenas $us 59,9 millones, con una caída del 47 % respecto a septiembre de 2024. Mientras, las importaciones de carburantes fueron de $us 1.931 millones.
Sin duda, será un gran reto para el gobierno entrante reactivar y dinamizar este sector, no solo en la búsqueda de divisas, sino sobre todo para evitar un colapso energético nacional en los próximos años.
Balanza cambiaria: La balanza cambiaria en 2024 reflejó un flujo neto de divisas negativo (entradas-salidas) por $us. 119 millones. En la gestión 2025, el primer trimestre el resultado fue de +$us 7 millones, el segundo trimestre de $us 211 millones, pero el tercer trimestre fue de -$us 162 millones.
Inversión pública: La ejecución presupuestaria de inversión pública en Bolivia en la gestión 2024 fue apenas del 50%, considerando que se tenía un presupuesto vigente de $us 4.841 millones y solo se ejecutó un monto de $us 2.430 millones.
En el primer semestre de 2025, la ejecución presupuestaria de la inversión pública fue muy baja, apenas del 18,9%, equivalente a $us 750 millones. En el PGE 2026 se destinará para la inversión pública un monto de Bs 23.666 millones, un 14,2% menos que en 2025.
Riesgo país: Finalizando el año 2024, nuestro riesgo país fue de 2.087 puntos. Al 4 de noviembre, este indicador llegó a 1.184 puntos, lo cual todavía nos ubica como la segunda economía más riesgosa para invertir de la región, después de Venezuela. Si bien el riesgo país de Bolivia se moderó por las expectativas positivas derivadas de las elecciones nacionales, de un cambio de modelo económico y político, y por las primeras acciones del candidato electo Rodrigo Paz, todavía hay que implementar una serie de medidas gubernamentales que den seguridad y confianza para que las inversiones retornen al país.
Bonos soberanos: Con vencimiento al 2028, cuya cotización en noviembre de 2024 fue de 60,25 centavos de dólar y ahora, en noviembre de 2025, de 83,12 centavos de dólar. En cambio, con vencimiento en 2030, hace un año se cotizaba a 0,62 dólares, y ahora subieron a más de 84 centavos de dólar.
Subvención a hidrocarburos: No hay una cifra definitiva; autoridades nacionales dieron diferentes datos, pero con seguridad en 2024 la subvención a los carburantes superó los $us 2.000 millones, y para este 2025 se estima que la cifra sea un poco más elevada. Con datos del TGN, la subvención a los hidrocarburos en 2024 fue por Bs 6.836 millones, y en este primer semestre de 2025 ya erogamos Bs 5.719 millones. El reajuste de esta política gubernamental es clave a mediano plazo, ya que ha generado problemas fiscales, monetarios, cambiarios y hasta energéticos por su distorsión en el mercado y una implementación sin racionalidad y de forma indefinida.
Se ha tratado de identificar y analizar brevemente las variables económicas más importantes que permitan hacer un rápido diagnóstico de la economía que está dejando este gobierno saliente al nuevo entrante. Una economía con un déficit fiscal crónico y sostenido, con una balanza comercial deteriorada y deficitaria, con un nivel de endeudamiento público elevado e ineficiente, con reservas internacionales muy bajas en liquidez y muy dependientes del poco oro que nos queda. En síntesis, una economía en “terapia intensiva o en coma” que ha sido producto de un modelo económico que ha sido sostenido a la fuerza con mayor gasto público, emisión de dinero y deuda estatal.
Luis Fernando Romero Torrejón es presidente del Colegio Departamental de Economistas de Tarija.
La opinión expresada en este artículo es de exclusiva responsabilidad del autor y no representa una posición oficial de Enfoque News.



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