
Con un mensaje de ruptura y esperanza, Gabriel Espinoza, jefe del equipo económico del presidente electo Rodrigo Paz, delineó los tres ejes que marcarán la reconstrucción de la economía boliviana: apertura al mundo, certeza y confianza, y una ruta compartida entre Estado, empresarios y trabajadores.
El anuncio, realizado durante la Cumbre Empresarial Visión 2025 Bolivia, marca el fin del modelo que Espinoza denominó “Estado tranca” y el inicio de una nueva etapa basada en reglas claras, responsabilidad moral y colaboración real.
Apertura al mundo: Bolivia vuelve a competir
El primer eje apunta a romper el aislamiento económico y político de los últimos años.
“La apertura no es una amenaza, es una herramienta para el crecimiento”, afirmó Espinoza, al convocar al empresariado a recuperar su papel protagónico en los mercados globales.
El plan contempla atraer inversiones, restablecer flujos de capital y posicionar a Bolivia como un socio confiable en comercio e innovación.
“Queremos que el boliviano compita en el mundo y gane”, remarcó el economista.
Según explicó, la clave será restablecer la confianza internacional mediante estabilidad, seguridad jurídica y reglas previsibles.
Certeza y confianza: una economía de hechos, no de consignas
El segundo eje se centra en recuperar la credibilidad interna y asegurar que las decisiones económicas se basen en evidencias y transparencia.
“Este gobierno no va a manejar la economía con consignas, sino con hechos”, señaló Espinoza.
La nueva agenda económica incluye tres compromisos:
- Reglas claras y estables.
- Seguridad jurídica y respeto absoluto a los contratos.
- Colaboración activa entre el Estado y el sector privado.
Con ello, se busca reactivar la inversión, el crédito y el empleo, creando un clima de previsibilidad que incentive la innovación, afirmó Espinoza. “Solo con confianza y estabilidad volverá la inversión”, enfatizó.
Ruta compartida: una alianza real para la producción
El tercer eje plantea un cambio de paradigma: la recuperación no saldrá de un ministerio, sino del trabajo conjunto de toda la sociedad.
“El Estado, los empresarios y los trabajadores deben avanzar juntos”, dijo Espinoza, al presentar un paquete de medidas orientadas a la producción y la competitividad.
Entre las prioridades destacan:
- Reimpulsar los sectores estratégicos (hidrocarburos, minería y agro) con sostenibilidad y tecnología.
- Simplificar drásticamente la burocracia y los tiempos de exportación.
- Crear incentivos fiscales para la digitalización y la innovación.
- Fortalecer a las pymes en todo el territorio nacional.
- Garantizar estabilidad jurídica tanto para la inversión nacional como extranjera.
“Queremos un país donde producir no sea un sacrificio, sino una oportunidad”, expresó.
Un nuevo pacto moral e institucional
Más allá de lo técnico, Espinoza introdujo un componente ético en la estrategia económica: un pacto moral basado en la disciplina fiscal, la transparencia y el respeto a la ley.
“Nadie está por encima de la ley, ni el gobierno ni las empresas”, subrayó, al anunciar un compromiso con la estabilidad y la responsabilidad pública.
Este pacto busca romper con las prácticas de corrupción, abuso de poder y desorden financiero que, según el nuevo equipo económico, llevaron al país al colapso.
Un mensaje final de apertura
Espinoza reafirmó tres compromisos concretos: fortalecer al sector privado como motor del crecimiento, garantizar estabilidad macroeconómica y construir confianza y respeto mutuo entre todos los actores.
“Lo que empieza hoy no es solo una política económica; es una nueva forma de entender el desarrollo, de construir confianza y de unir esfuerzos por Bolivia”, concluyó.


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