

El gigante energético Petrobras recibió autorización ambiental para iniciar la perforación de un pozo exploratorio de petróleo a 175 km de la costa de Amapá, cerca de la desembocadura del río Amazonas. El visto bueno fue otorgado este lunes por el Instituto Brasileño de Medio Ambiente (Ibama), bajo el gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva.
La decisión se produce a pocos días de que Brasil fuera anunciado como sede de la cumbre climática mundial COP30, que se celebrará en la ciudad amazónica de Belém en 2025. La autorización genera controversia entre los objetivos ambientales del país y su expansión en combustibles fósiles.
Una nueva frontera petrolera
La perforación se llevará a cabo en aguas profundas de la cuenca denominada Margen Ecuatorial. Petrobras confirmó que los trabajos comenzarán de inmediato y tendrán una duración estimada de cinco meses.
Esta región es considerada la mayor frontera exploratoria de Brasil en la última década. Se estima que el área podría albergar reservas de hasta 10.000 millones de barriles de petróleo, lo que representa un potencial significativo para la industria energética nacional.
Superando obstáculos ambientales
Ibama había denegado una licencia similar a Petrobras en 2023, argumentando que la empresa no presentó garantías suficientes para proteger la fauna local en caso de un derrame de petróleo. La nueva aprobación indica que la compañía cumplió con los requisitos técnicos exigidos por el organismo regulador.
El gobierno de Lula sostiene que la extracción de hidrocarburos es necesaria para financiar la transición del país hacia las energías limpias. Brasil es actualmente el mayor productor de petróleo de América Latina, con una producción de 3,4 millones de barriles diarios en 2024.
El contexto energético brasileño
Mientras avanza en proyectos de exploración de combustibles fósiles, Brasil mantiene una matriz energética diversa. Aproximadamente la mitad de la energía consumida en el país proviene de fuentes renovables, según datos oficiales.
La decisión sobre el Margen Ecuatorial sitúa al gobierno en una encrucijada, balanceando el desarrollo económico con el liderazgo ambiental que pretende ejercer de cara a la COP30.
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