

El presidente del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ), Romer Saucedo, votó este domingo en Santa Cruz y lanzó un mensaje contundente sobre el futuro del país: «Bolivia no necesita patrones, sino reconstruirse». Sus palabras, pronunciadas en un contexto electoral cargado de expectativas, subrayan la necesidad de una democracia renovada y un llamado a la unidad nacional en medio de desafíos políticos.
Saucedo inauguró la jornada electoral en el Tribunal Departamental de Justicia de Santa Cruz, donde calificó el día como «histórico, contra todo pronóstico». En contacto con los medios, el magistrado enfatizó que este proceso marca el fin del «discurso de aquellos que quisieron hacerle daño a la democracia». «Hoy hablará Bolivia, la Bolivia que no necesita patrones para reconstruirse», declaró, evocando una nación autónoma y resiliente.
El máximo representante judicial del país también destacó el rol del pueblo en esta transformación. «Hoy votará la Bolivia que madruga todos los días para ir a trabajar y que solo pide que la dejen trabajar», precisó Saucedo. Agregó que se trata de «la Bolivia que ha decidido reconstruirse desde lo más profundo», un guiño al esfuerzo cotidiano de los bolivianos por superar divisiones y avanzar hacia un desarrollo inclusivo.
En su intervención, Saucedo reafirmó el compromiso del Órgano Judicial con el proceso democrático: «Tenemos la obligación de acompañar este proceso». Al cierre de su mensaje, instó a la ciudadanía a cumplir con su deber cívico, recordando que «al final de la jornada la democracia imperará». Con optimismo, concluyó: «Vayamos a cumplir con nuestro deber como ciudadanos y sigamos creyendo en que un nuevo país es posible. Bolivia nos enseña con cada elección que nuevos tiempos son posibles».
Estas declaraciones adquieren relevancia en un momento clave para Bolivia, donde la elección de este domingo podría redefinir el equilibrio de poderes y fomentar la estabilidad institucional. Para los lectores, el énfasis de Saucedo en la reconstrucción sin «patrones» resalta la importancia de una participación activa y libre, invitando a reflexionar sobre cómo cada voto contribuye a un país más equitativo y próspero, lejos de influencias externas o internas que frenen el progreso colectivo.
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