

En un hecho histórico, Bolivia celebrará este domingo su primera elección presidencial en segunda vuelta. El centrista Rodrigo Paz y el conservador Jorge “Tuto” Quiroga se disputan el fin de casi dos décadas de hegemonía del Movimiento Al Socialismo (MAS). El resultado definirá el rumbo político y económico de un país inmerso en una severa crisis.
Un país en busca de rumbo
Tras la derrota del MAS en la primera vuelta, el electorado boliviano se volcó mayoritariamente hacia opciones opositoras. El país enfrenta una inflación interanual del 23,3% y una inflación acumulada de 18,3% hasta septiembre de 2025, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE). A ello se suma una fuerte caída de las reservas internacionales y la depreciación del boliviano, factores que han intensificado el reclamo por un cambio de modelo económico.
Rodrigo Paz: el reformista moderado
Perfil. Senador por Tarija, de 58 años, e hijo del expresidente Jaime Paz Zamora, Rodrigo Paz se presenta como un político pragmático y “alejado de ideologías”, pese a su larga trayectoria pública.
Propuesta económica. Propone un “capitalismo para todos”, con un ajuste fiscal orientado a reducir el gasto estatal sin afectar salud, educación ni programas sociales. Plantea bajar impuestos, eliminar restricciones a las importaciones y recortar subsidios al combustible.
Fortalezas. Ha logrado atraer parte del voto tradicional del MAS en bastiones urbanos y rurales —como La Paz y El Alto— gracias a un discurso centrado en la reactivación económica y el empleo.
Desafíos. Enfrenta una imputación por corrupción durante su gestión como alcalde de Tarija. Su candidato a la vicepresidencia, el ex policía Edman Lara, genera simpatías entre votantes masistas, pero también recelos en sectores que buscan distanciarse del oficialismo.
Jorge “Tuto” Quiroga: el técnico con experiencia
Perfil. Ingeniero formado en Estados Unidos y expresidente de Bolivia (2001-2002), Quiroga, de 65 años, se presenta como el candidato con la capacidad técnica y la experiencia necesarias para encarar la crisis.
Propuesta económica. Defiende una “terapia de shock” basada en la austeridad fiscal. Propone eliminar impuestos a la inversión extranjera, liberalizar la importación de combustibles y negociar un préstamo con el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Fortalezas. Representa estabilidad y conocimiento de gestión pública, cualidades que seducen a un electorado que asocia el cambio con orden y eficiencia. Su principal bastión es Santa Cruz, el departamento más poblado y con mayor peso electoral.
Desafíos. Su pasado político lo vincula con el establishment de hace dos décadas. Su anterior alianza con el exdictador Hugo Banzer y su imagen de “vieja política” son obstáculos en una contienda marcada por la demanda de renovación.
El tablero electoral
La primera vuelta confirmó el desplome del MAS, cuyos bastiones históricos fueron conquistados por Paz. Sin embargo, el respaldo del excandidato Samuel Doria Medina al senador tarijeño no garantiza la transferencia automática de votos. Analistas advierten que parte de ese electorado podría inclinarse por Quiroga, quien ha moderado su discurso para captar al centro político.
El ganador heredará una economía en recesión y un MAS debilitado, pero aún influyente en el Congreso y en los movimientos sociales. Mientras Paz promete un cambio gradual y consensuado, Quiroga apuesta por un viraje rápido y estructural.
El domingo, Bolivia decidirá no solo quién gobernará, sino qué tipo de cambio está dispuesta a asumir.
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