NCYT.- Hay asteroides y cometas cuyas órbitas pueden llevarles peligrosamente cerca de la Tierra. La inestabilidad de tales órbitas podría incluso provocar que alguno de estos astros cayera a la Tierra. Poder predecir algo así con suficiente antelación es vital para tener la oportunidad de poner en marcha alguna operación que pueda desviar de su curso al objeto. Para estar en condiciones de hacer pronósticos, hay que haber descubierto tantos objetos de esa clase como sea posible y vigilar sus órbitas.
A esos objetos se les llama NEOs por las siglas en inglés de Near-Earth Object(s), que equivale a “objeto(s) cercano(s) a la Tierra.
Ya se han llevado a cabo programas de búsqueda de NEOs y hay interés en seguir con la actividad, por motivos de seguridad planetaria más que meramente científicos.
Tras completar en 2010 el objetivo de descubrir el 90% de todos los objetos cercanos a la Tierra de más de 1.000 metros de tamaño, una ley estadounidense de 2005 dictó a la NASA la necesidad de seguir trabajando para descubrir el 90% de los objetos cercanos a la Tierra de más de 140 metros de tamaño. La agencia espacial está trabajando diligentemente para lograr este objetivo y hasta ahora ya ha encontrado aproximadamente cerca de la mitad de los asteroides cercanos a la Tierra dentro de este rango de tamaños.
Ha comenzado recientemente a construirse el telescopio espacial NEO Surveyor (Near-Earth Object Surveyor) de la NASA, diseñado para descubrir y estudiar cuerpos celestes de entre 140 y 1.000 metros de tamaño capaces de pasar peligrosamente cerca de la Tierra.
Este telescopio espacial de infrarrojos tendrá la capacidad de acelerar rápidamente el ritmo al que la NASA descubre asteroides y cometas que podrían suponer un peligro para la Tierra.
Si todo marcha como está previsto, la NEO Surveyor podrá descubrir asteroides de entre 140 y 1.000 metros de tamaño hasta hacer subir al 90 por ciento el porcentaje de asteroides descubiertos en este rango de tamaños, en el transcurso de un decenio tras su lanzamiento al espacio.
Mediante el uso de sensores que operan en el infrarrojo, NEO Surveyor ayudará a descubrir objetos cercanos a la Tierra con mayor rapidez, incluidos aquellos que podrían acercarse a la Tierra por el hemisferio diurno desde la dirección del Sol, una detección esta última que no es posible actualmente utilizando observatorios ópticos terrestres.
La NEO Surveyor viajará un millón y medio de kilómetros hasta una región de estabilidad gravitatoria llamada punto de Lagrange 1, o L1, entre la Tierra y el Sol, donde la nave orbitará durante sus cinco años de misión principal.
Desde esta ubicación, la NEO Surveyor observará el sistema solar en longitudes de onda infrarrojas. Dado que estas longitudes de onda, invisibles para el ojo humano, están bloqueadas en su mayor parte por la atmósfera terrestre, los grandes observatorios terrestres pueden ser incapaces de detectar objetos cercanos a la Tierra que este telescopio espacial sí podrá detectar.
Los detectores de la NEO Surveyor están diseñados para observar dos bandas infrarrojas sensibles al calor, elegidas específicamente para que la nave espacial pueda rastrear los objetos cercanos a la Tierra más difíciles de encontrar, como los asteroides oscuros y los cometas que no reflejan mucha luz visible. En las longitudes de onda infrarrojas a las que es sensible la NEO Surveyor, estos objetos brillan porque se calientan con la luz solar.