
Wilfredo Chambi, presidente de la Asociación Boliviana de Productores de Camélidos, anunció este miércoles que se enviaron oficialmente los protocolos para la exportación de charque de llama al mercado de Estados Unidos. La gestión se realizó a través del Servicio de Sanidad Agropecuaria e Inocuidad Alimentaria (Senasag).
«Se ha mandado, hace una semana, los protocolos que tenemos que cumplir para la exportación a Estados Unidos», declaró Chambi a Bolivia Tv. Este paso representa un avance significativo en un proceso que busca posicionar un producto bandera de Bolivia en el exigente mercado norteamericano.
Un proceso en marcha
Las gestiones para concretar la exportación han sido continuas. Tan recientemente como en junio de este año, el Senasag mantuvo una reunión clave con representantes del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA-APHIS). El objetivo de ese encuentro fue alinear los requisitos sanitarios y fitosanitarios necesarios para la habilitación.
Chambi también destacó la importancia de trabajar en este trámite con el nuevo gobierno de Rodrigo Paz Pereira para agilizar y concluir el proceso de manera exitosa. La apertura del mercado estadounidense se vislumbra como una oportunidad de gran impacto económico.
Un producto con proyección global
El charque de llama, una carne deshidratada tradicional de los Andes, ya ha captado la atención de varios mercados internacionales. Además de Estados Unidos, existe demanda en países como Dubái, Arabia Saudita, Panamá, Argentina, Brasil y Uruguay.
Su popularidad recibió un impulso notable durante la feria Expocruz 2025, celebrada en septiembre en Santa Cruz. «Desde el inicio de la Expocruz se ha difundido bastante esta actividad tan noble», resaltó el representante de los productores.
Impacto económico y social
La cadena productiva de camélidos es un pilar fundamental para la economía rural boliviana. Según datos oficiales, Bolivia cuenta con una población de más de 3 millones de cabezas de camélidos, de las cuales más de 2 millones son llamas.
Esta actividad involucra a más de 80.000 familias en todo el país, desempeñando un papel crucial no solo en la economía, sino también en la preservación de los ecosistemas andinos y en el sustento de comunidades indígenas y rurales. La conquista de nuevos mercados consolidaría este rubro productivo.


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