
En una ceremonia marcada por el simbolismo y la emoción, Edmand Lara asumió oficialmente la Vicepresidencia del Estado Plurinacional de Bolivia, comprometiéndose a liderar una etapa de reconciliación nacional y reconstrucción institucional frente a los desafíos económicos y sociales que atraviesa el país.
Durante su primer discurso como vicepresidente, Lara evocó los 200 años de historia de Bolivia como un punto de inflexión y un llamado al renacimiento colectivo.
“El bicentenario no fue solo una conmemoración, fue una señal del destino”, afirmó, al destacar que el país necesita cerrar heridas y abrazar su herencia para construir un futuro común.
Con un tono firme y conciliador, subrayó que su gestión buscará unir al país más allá de las diferencias políticas, culturales o regionales.
“Este gobierno nace para extender la mano, no para cerrar el puño. Nace para unir y no dividir”, expresó ante autoridades, invitados y representantes sociales presentes en el acto de posesión.
Compromiso con la transparencia y la institucionalidad
Lara abordó también los retos más urgentes de la coyuntura nacional, como la crisis económica, la escasez de combustibles y la desconfianza institucional. Reconoció el trabajo del presidente Rodrigo Pérez Pereira y anunció que el nuevo gobierno emprenderá una cruzada contra la corrupción.
“La corrupción no solo roba dinero. La corrupción roba confianza, roba futuro, roba incluso la fe”, enfatizó, arrancando aplausos del auditorio. “Este gobierno no nace para administrar, nace para reconstruir”, agregó.
El vicepresidente insistió en que la transformación del país requiere honestidad y unidad.
“Las veces que Bolivia se unió, Bolivia venció; las veces que se dividió, Bolivia sufrió”, sostuvo.
El “uniforme de la patria”, símbolo de servicio y compromiso
Uno de los momentos más emotivos del discurso llegó cuando Lara recordó su trayectoria en la Policía Boliviana, institución en la que sirvió antes de ser apartado tras denunciar irregularidades.
“Me quitaron un uniforme, pero no pudieron quitarme mi convicción, porque el verdadero uniforme no está hecho de tela, sino de principios, valores, coraje y amor a la patria”, expresó.
Transformó esa experiencia personal en un mensaje colectivo, invitando a todos los bolivianos a vestirse con el “uniforme de la patria”:
“Quiero que cada boliviano se ponga el uniforme del compromiso, el uniforme de la dignidad. Mi uniforme se llama Bolivia.”


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