
Al menos 123 personas fallecieron en un masivo operativo policial ejecutado esta semana en las favelas de Río de Janeiro, Brasil, dirigido a combatir al principal grupo narcotraficante de la región. La acción, calificada como la más sangrienta en la historia del estado, ha sumido a la población en el terror y provocado una disrupción generalizada en la ciudad.
La cifra de víctimas fue reportada por la Red Globo, elevando significativamente el balance inicial ofrecido por las autoridades. El operativo, bautizado como «Contención», se desplegó el pasado martes con el objetivo declarado de neutralizar al Comando Vermelho.
Una respuesta con fuego pesado
El gobernador de Río, Cláudio Castro, informó inicialmente de 60 sospechosos abatidos y cuatro agentes policiales muertos. Además, se realizaron 81 detenciones. La intervención, apoyada por helicópteros y drones, se llevó a cabo en un extenso territorio que el mandatario comparó con «el tamaño de dos Copacabanas enteras».
Castro publicó en sus redes sociales un video de un dron lanzando un proyectil, argumentando que la policía es recibida con «bombas lanzadas por drones» y calificando la situación como «narcoterrorismo». Durante el procedimiento, las autoridades incautaron media tonelada de drogas y alrededor de 100 fusiles.
Terror y paralización en las favelas
Los residentes de los complejos de favelas afectados, como Penha y Vila Cruzeiro, describieron escenas de pánico. «Está todo el mundo aterrorizado porque es mucho ruido de disparos», relató un anónimo trabajador social de la zona. Testigos presenciaron a detenidos esposados y bajo custodia, mientras los hospitales locales, como el Getulio Vargas, recibían un flujo constante de heridos y fallecidos.
La violencia obligó al cierre de comercios y más de 85 escuelas. El caos se extendió al transporte público: el metro colapsó y más de 50 autobuses fueron utilizados por presuntos criminales para crear barricadas, dejando a miles de ciudadanos varados. «Está todo parado y nos quedamos sin bus, sin nada, en este caos», declaró a la AFP Regina Pinheiro, una jubilada de 70 años.
Duelo y cuestionamientos
Mientras la calma regresaba a las zonas afectadas entrada la noche, los familiares de las víctimas comenzaron los funerales. La asesoría de la gobernación indicó no tener información sobre los más de 40 cuerpos que, según reportes de vecinos, permanecieron en las calles. Este operativo se enmarca en la frecuente y violenta estrategia de seguridad en las barriadas pobres de Río, donde la población civil suele quedar atrapada en el fuego cruzado.


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