
Un grupo irregular de avasalladores irrumpió nuevamente en la propiedad El Encanto, en la provincia Guarayos, paralizando las labores agrĆcolas en medio de la cosecha de soya y la preparación de suelos para la siembra. El incidente, ocurrido la noche del domingo, representa la cuarta invasión en la misma finca y agrava la inseguridad que enfrentan los productores en el oriente boliviano.
Los trabajadores denunciaron este lunes agresiones fĆsicas contra el personal y el bloqueo intencional del canal de drenaje, que fue cubierto con tierra y palos para facilitar el paso de motocicletas. Ā«Nuevamente hemos sido avasallados, desgraciadamente lo tengo que decir asĆ. Fue anoche, a partir de las 20:00 o 21:00; esta gente estĆ” acostumbrada a entrar a esa hora. No son personas normales, son avasalladores que entran a afectarte de alguna maneraĀ», relató Grecia Yucra, propietaria del predio, en contacto con Unitel.
Ubicada en la zona de Santa MarĆa, a unos 20 kilómetros del centro poblado de Guarayos, la propiedad El Encanto ya habĆa sido desalojada de invasores en 2023. Sin embargo, el grupo regresó con amenazas explĆcitas: Ā«Nos han dicho que si no les cedemos la parte del terreno donde estaban antes del desalojo de 2023, van a tomar represaliasĀ», explicó Yucra. La afectada identificó al presunto lĆder como Felipe P., alias ‘El Tuco’.
El impacto económico es inmediato y severo. Los invasores detuvieron las maquinarias en plena temporada de cosecha, interrumpiendo la producción de soya āuno de los cultivos clave de la regiónā y dejando sin posibilidad de avanzar en la siembra. Ā«Nos vemos completamente invadidos por esta gente, porque se atrevieron a parar las maquinarias y decir ‘no van a hacer nada’. Quieren hablar y negociar con nosotros, pero no podemos negociar con esa gente; serĆa como negociar con un violadorĀ», lamentó la propietaria.
Este caso se suma a una oleada de avasallamientos reiterados en zonas productivas del oriente boliviano, que generan pérdidas millonarias para los agricultores y cuestionan la efectividad del control estatal. La inestabilidad no solo afecta la rentabilidad de las fincas, sino que pone en riesgo la seguridad de familias enteras y la cadena alimentaria nacional, al frenar la producción de commodities esenciales como la soya.
En respuesta, el presidente electo Rodrigo Paz Pereira reafirmó su compromiso con la propiedad privada. «En mi gestión habrÔ respeto absoluto a la propiedad y una lucha frontal contra los avasallamientos», aseguró, en un mensaje que busca tranquilizar al sector agropecuario ante el creciente descontento. Autoridades locales investigan el hecho, pero hasta ahora no se reportan detenciones.


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