
El exministro de Hidrocarburos, Álvaro Ríos, advirtió que Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB) se encuentra “quebrada” y que requiere una intervención urgente para evitar un colapso mayor en el sistema energético nacional. Propuso reestructurar la estatal y permitir la participación de capital privado, sin necesidad de modificar la Constitución Política del Estado ni privatizar la empresa. Hasta el momento, el Gobierno no se pronunció sobre el planteamiento.
Ríos presentó este lunes un diagnóstico crítico sobre la situación de la petrolera estatal, señalando que “YPFB está básicamente desangrada y necesita una intervención inmediata por parte del nuevo Gobierno”. Afirmó que la compañía debe suspender todas sus inversiones y limitar sus operaciones a tareas esenciales como la importación, refinación, almacenaje y transporte de combustibles.
El exministro propuso la contratación inmediata de una auditoría internacional que determine la situación financiera y productiva real de cada unidad de YPFB, así como una verificación independiente de las reservas de hidrocarburos. “Debe hacerse un trabajo serio y no engañoso, como en gestiones anteriores”, subrayó.
Según Ríos, el monopolio de YPFB en toda la cadena de los hidrocarburos generó corrupción, ineficiencia y un manejo político de la empresa. “La estatal fue utilizada para crear una falsa sensación de bonanza con campañas como ‘Bolivia corazón energético’ o ‘La fuerza que mueve Bolivia’, cuando en realidad se escondía una profunda crisis energética y económica”, denunció.
A su juicio, la falta de divisas ha dejado a la empresa sin capacidad para importar combustibles o invertir en nuevas exploraciones, mientras que sus más de 8.000 empleados y las pérdidas millonarias de sus subsidiarias agravan la situación. Mencionó como ejemplo la Planta de Amoniaco y Urea, que opera con interrupciones constantes y no cubre sus costos.
Ríos también advirtió que las reservas de gas natural del país caerían a entre 1 y 2 trillones de pies cúbicos (TCF) hacia fines de 2025, lo que podría dejar a Bolivia sin exportaciones y al borde de importar gas entre 2028 y 2029.
Como alternativa, el exministro planteó crear YPFB Holding, una corporación estatal que agrupe a todas las unidades de negocio bajo un esquema corporativo con subsidiarias que puedan asociarse a privados. Estas empresas “hijas” podrían formar sociedades mixtas (“nietas”) mediante concesiones licitadas para operar con eficiencia y rentabilidad. “El Estado mantendría la propiedad, pero permitiría la participación privada para garantizar operatividad y transparencia”, explicó.
El modelo prevé que YPFB Holding continúe como empresa madre, recibiendo dividendos de las subsidiarias, mientras que los socios privados aportarían capital, tecnología y gestión.
Ríos recordó que, desde la nacionalización del 1 de mayo de 2006, YPFB asumió el control total del sector hidrocarburífero. Sin embargo, 19 años después, según el diagnóstico de analistas, la estatal enfrenta una profunda crisis financiera caracterizada por iliquidez, gastos elevados y menor rentabilidad.
Datos del Ministerio de Economía muestran que, en 2024, YPFB reportó ventas por 31.583 millones de bolivianos, un 8,7% menos que el año anterior, mientras que su utilidad neta subió a 1.093 millones, aún muy por debajo de los 6.766 millones registrados en 2014.
Para Ríos, la reestructuración y la apertura al capital privado son pasos inevitables si Bolivia quiere “salvar su industria energética y evitar un apagón económico y productivo en los próximos años”.


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