

El Parlamento israelí (Knéset) dio este miércoles el primer paso para anexionarse los territorios ocupados de Cisjordania, tras aprobar una propuesta preliminar en una votación ajustada de 25 votos a favor y 24 en contra. La iniciativa, que aún debe superar tres lecturas más para convertirse en ley, marca un giro histórico en la política israelí y supone un desafío directo a la comunidad internacional.
El contenido y los impulsores de la ley
El proyecto de ley establece que «el Estado de Israel aplicará sus leyes y soberanía a las zonas de asentamiento en Judea y Samaria», nombre que Israel utiliza para referirse a Cisjordania. El texto busca establecer el estatus de estos territorios «como parte inseparable del Estado soberano de Israel».
El principal impulsor de la medida es el parlamentario Avio Maoz, líder del partido Noam, quien durante la sesión parlamentaria declaró: «el Señor, bendito sea, dio al pueblo de Israel la Tierra de Israel», en una clara alusión al concepto del ‘Gran Israel’ que niega la existencia de un Estado palestino.
Un gobierno dividido y el respaldo de la ultraderecha
Significativamente, este primer trámite no contó con el apoyo del Likud, el partido del primer ministro Benjamin Netanyahu, lo que evidencia las tensiones dentro de la coalición de gobierno. Sin embargo, la iniciativa fue celebrada de inmediato por los ministros ultraderechistas Bezalel Smotrich (Finanzas) y Itamar Ben Gvir (Seguridad Nacional), ambos colonos en territorios ocupados.
«Ha llegado el momento de aplicar la soberanía plena sobre todos los territorios de Judea y Samaria, la herencia de nuestros antepasados», celebró Smotrich en la red social X. Ambos ministros ya habían exigido a Netanyahu en septiembre la anexión como respuesta al reconocimiento del Estado palestino por parte de países como Reino Unido, Canadá y Australia.
Un contexto internacional delicado
La votación se produce en un momento de alta tensión y en el marco de la visita a Israel del vicepresidente de Estados Unidos, JD Vance, quien supervisa junto a Netanyahu el plan de alto al fuego en Gaza. Este movimiento parlamentario choca frontalmente con la postura expresada hace menos de un mes por el presidente estadounidense, Donald Trump, quien afirmó que «no permitiría» la anexión israelí de Cisjordania.
Implicaciones para la población palestina
La anexión de Cisjordania tendría consecuencias profundas para los aproximadamente 2,7 millones de palestinos que residen en el territorio. Actualmente, Palestina no cuenta con continuidad territorial. Mientras en Gaza gobernaba Hamás, en Cisjordania la Autoridad Nacional Palestina (ANP), encabezada por Mahmud Abás, ejerce un control limitado.
Israel ya controla militar y civilmente el 60% de Cisjordania (el Área C según los Acuerdos de Oslo), donde existen cientos de puestos de control militares y un sistema de permisos que restringe severamente el libre movimiento de los palestinos, impidiendo a muchos el acceso a Jerusalén y otras ciudades.
La materialización de esta ley supondría, en la práctica, la consolidación de un sistema de apartheid y enterraría definitivamente la solución de dos Estados, un principio fundamental en las negociaciones de paz durante décadas. El mundo observa con preocupación cómo este primer paso legislativo podría reconfigurar de forma irreversible el mapa y el futuro del conflicto palestino-israelí.
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