

Nicolas Sarkozy, expresidente de Francia (2007-2012), ingresó este martes en la mañana en la prisión de La Santé, en París, para comenzar a cumplir una condena de cinco años por financiación ilegal de su campaña electoral de 2007. Con su ingreso, Sarkozy se convierte en el primer exjefe de Estado francés en ser encarcelado desde el final de la Segunda Guerra Mundial.
La condena, impuesta en septiembre por un tribunal de París, lo halló culpable del delito de «asociación ilícita» por permitir que allegados suyos recibieran fondos del régimen del difunto líder libio Muamar Gadafi para financiar ilegalmente su campaña presidencial.
Un ingreso inmediato y bajo protesta
A diferencia de lo que es habitual, el tribunal ordenó el ingreso inmediato de Sarkozy en prisión sin esperar al resultado de un recurso de apelación que se verá en los próximos meses. Esta decisión fue calificada de polémica por la defensa del expresidente.
Su abogado, Christophe Ingrain, aclaró que, «pase lo que pase», Sarkozy permanecerá entre rejas «entre tres semanas y un mes», tiempo en el que se resolverá una solicitud de libertad condicional que presentarán de forma inmediata. Los abogados pueden solicitar esta medida ya que el exmandatario cumple 70 años, y la justicia tendrá dos meses para pronunciarse.
Antes de su ingreso, Sarkozy utilizó la red social X para declarar: «Esta mañana encierran a un inocente». Aseguró que «la verdad triunfará», pero reconoció que «el precio a pagar habrá sido abrumador».
Vida en prisión: aislamiento y precedentes históricos
Para evitar el contacto con otros reclusos y posibles fotografías, se espera que Sarkozy ocupe una de las 15 celdas de nueve metros cuadrados del área de aislamiento de La Santé. Según reportes de agencias internacionales, su llegada no pasó desapercibida, con otros presos gritando «¡Oh, bienvenido Sarkozy!» desde sus celdas.
Con su encarcelamiento, «Sarko» sigue los pasos de otras figuras notorias que estuvieron en esta prisión, como el terrorista venezolano Carlos «El Chacal» o el dictador panameño Manuel Antonio Noriega. El último expresidente francés en ser encarcelado fue Philippe Pétain, por colaboracionismo con la Alemania nazi.
Implicaciones políticas y reacciones
Este hecho marca un punto de inflexión en la política francesa. La imagen de mano dura contra la delincuencia que Sarkozy forjó como ministro del Interior choca frontalmente con su nueva realidad como reo.
Aunque una encuesta reciente indica que seis de cada diez franceses consideran «justa» su entrada en prisión, sus críticas hacia una presunta politización de la justicia le han granjeado apoyos en sectores de la derecha y la ultraderecha. La situación ha generado tal tensión que la fiscalía abrió una investigación por amenazas en redes sociales contra la magistrada del caso.
Incluso el actual presidente, Emmanuel Macron, se vio obligado a defender la independencia del sistema judicial, aunque días antes recibió a Sarkozy en el Palacio del Elíseo, justificándolo como un gesto «humano» hacia un predecesor.
Esta no es la única condena que enfrenta el expresidente, quien ya cumplió condena con tobillera electrónica a inicios de año por otros delitos de corrupción y tráfico de influencias, y aún tiene otras causas abiertas. Su ingreso en prisión cierra, por ahora, un capítulo crucial en la historia judicial de la Quinta República.
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