

China expresó este martes sus felicitaciones al economista Rodrigo Paz por su elección como nuevo presidente de Bolivia, reafirmando su compromiso para fortalecer la cooperación bilateral en un momento clave de transición política en el país sudamericano.
En una rueda de prensa en Pekín, el portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores chino, Guo Jiakun, destacó la victoria de Paz como un hito para la estabilidad regional. «Bolivia es un socio estratégico de China», subrayó, y añadió que el país andino «continuará logrando nuevos avances en su desarrollo nacional» bajo el liderazgo del flamante mandatario. Este año marca el cuadragésimo aniversario del establecimiento de relaciones diplomáticas entre ambas naciones, un hito que Pekín ve como base para profundizar lazos.
«China está dispuesta a trabajar con el nuevo Gobierno boliviano para impulsar las relaciones entre ambos países y generar mayores beneficios para los pueblos de ambas naciones», enfatizó Jiakun. Estas palabras llegan en un contexto de interés mutuo por proyectos en infraestructura y energía, sectores donde China ha invertido significativamente en Bolivia durante los últimos años, contribuyendo a su desarrollo económico pese a las tensiones políticas internas.
Rodrigo Paz, del Partido Demócrata Cristiano (PDC), se impuso el domingo en la segunda vuelta electoral con el 54,6 % de los votos, derrotando al exmandatario Jorge «Tuto» Quiroga (2001-2002). Su triunfo pone fin a más de dos décadas de hegemonía del Movimiento al Socialismo (MAS), que gobernó bajo líderes como Evo Morales y Luis Arce. El proceso electoral transcurrió con normalidad, según felicitaciones de organismos internacionales como la Organización de los Estados Americanos (OEA) y la Unión Europea (UE), que elogiaron la madurez democrática boliviana.
Paz asumirá el cargo el 8 de noviembre, en un escenario marcado por la necesidad de estabilizar la economía boliviana, afectada por la inflación y la escasez de divisas. Para los bolivianos, el respaldo chino podría traducirse en mayores inversiones que impulsen el empleo y la modernización, aunque también plantea preguntas sobre la dependencia externa en un gobierno que promete diversificar alianzas. Analistas ven en esta reafirmación de Pekín una señal de continuidad en la agenda pragmática, priorizando el desarrollo sobre ideologías, lo que podría allanar el camino para acuerdos renovados en minería y energías renovables.
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