

A las 16:00 de este domingo, las mesas de votación en todo Bolivia cerraron sus puertas en una jornada electoral impecable, marcada por la ausencia de irregularidades graves y el inicio inmediato del conteo de votos. Esta segunda vuelta presidencial, inédita en la historia del país, pone fin a casi dos décadas de gobiernos socialistas y abre un capítulo incierto ante la grave crisis económica que azota a la nación.
El proceso transcurrió con «absoluta normalidad» y mayor armonía que en la primera vuelta del 17 de agosto, según el Tribunal Supremo Electoral (TSE). Su presidente, Oscar Hassenteufel, destacó que no se registraron incidentes de consideración, lo que permite un escrutinio fluido liderado por notarios y jurados electorales en las más de 34.000 mesas habilitadas.
Observadores internacionales coincidieron en calificar la elección como «ordenada y tranquila». La Misión de la Unión Europea (UE), encabezada por Davor Stier, reportó que el 90% de las mesas observadas abrieron a tiempo y el 75% contaban con delegados de ambos binomios en disputa, garantizando transparencia. «El procedimiento fue normal y sin reportes de incidentes», afirmó Stier, quien adelantó un informe preliminar para el martes.
Por su parte, la Misión de la Organización de Estados Americanos (OEA), liderada por el exministro colombiano Juan Fernando Cristo, supervisó más de 650 mesas en las nueve regiones y en cuatro países con voto exterior. «La jornada ha sido satisfactoria y pacífica, reflejando el compromiso del pueblo boliviano con la democracia», expresó Cristo, confiando en una amplia participación pese al ausentismo pendiente de cuantificar.
Se estima que unos 7,9 millones de bolivianos ejercieron su derecho al voto, obligatorio bajo pena de multa. Los jóvenes, que superan el 40% del electorado, fueron clave: muchos acudieron motivados por la preocupación ante el desabastecimiento de combustibles y la falta de propuestas concretas de los candidatos, en un contexto de desencanto político y económico.
El Movimiento al Socialismo (MAS), ausente de la papeleta por primera vez en años, deja el escenario a una contienda que podría redefinir el rumbo del país. Los resultados preliminares, vía el Sistema de Transmisión de Resultados Preliminares (Sirepre) del Órgano Electoral, se esperan entre las 20:00 y 20:30 de esta noche.
Esta elección no solo decide al próximo mandatario, sino que simboliza un punto de inflexión para Bolivia: el fin de una era ideológica y el desafío de estabilizar una economía en crisis, con implicaciones directas en el empleo, el acceso a bienes básicos y la confianza en las instituciones democráticas. Para los lectores, el veredicto de hoy podría marcar el inicio de reformas urgentes o profundizar divisiones, en un momento donde la estabilidad es prioritaria.
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