

La segunda vuelta electoral será épica, ya que está en juego nada menos que el futuro de la próxima generación de bolivianos, que esperan con ansias poder emitir su voto entre las dos opciones disponibles con la seguridad de que se dará un cambio.
El panorama general
Está de más decir que el panorama nacional a nivel social, económico y político es bastante complicado, especialmente por una pérdida del poder adquisitivo, la subida galopante de precios en el mercado de los artículos básicos de la canasta familiar. A esto se añaden dos elementos fundamentales para el funcionamiento regular de la economía: la movilidad de los bienes de consumo a los mercados y el transporte de las personas, que ha sido interrumpido por la carencia de diésel y gas, con un efecto dominó para toda la cadena económica. Por otra parte, está la carencia de dólares en los bancos, donde no se puede rescatar ni un solo dólar, ni de las remesas que se envían en “dólares” ni de los ahorros en dólares, teniendo que cambiarlos en el mercado paralelo a un precio variable que cambia todos los días.
Las propuestas para ser gobierno
El debate presidencial nos dejó luces y sombras, ilusiones y frustraciones. En economía no existen los milagros y, aunque los candidatos se esfuercen por querernos convencer de que tienen una varita mágica con la que, inmediatamente después de que se posesionen, los problemas del combustible y de la carencia de dólares desaparecerán, no existen fórmulas para que esto suceda. El proceso de regular la economía será lento y penoso; los organismos internacionales condicionan sus préstamos a la aplicación de medidas económicas e imponen una disciplina rígida —por ejemplo, reducir el tamaño del gobierno, recortar gastos, eliminar empresas del Estado que no produzcan y que sean una carga para el Estado, etc.—, lo que implica una serie de medidas que no serán muy populares en la población. La luna de miel del ganador de esta contienda electoral será de muy corta duración.
El país que heredamos
Los veinte años de los gobiernos del Movimiento Al Socialismo nos han dejado un país distinto, con algunos aciertos en materia social —en cuanto a derechos de las minorías y de la mujer, inserción en la participación económica de regiones que no se beneficiaban del progreso departamental o regional, infraestructura—. Sin embargo, hubo excesos y un aumento de la corrupción que se volvió descarada al no existir castigo a los culpables, esto en razón de no tener una independencia de poderes; es decir, tanto el poder legislativo como el judicial están supeditados al poder ejecutivo en un papel servil que favoreció la impunidad a crímenes que se cometieron contra el Estado y/o promovidos por el mismo Estado. Como bien coinciden algunos analistas económicos, nos dejan un país en ruinas.
Tuto o Paz
Dejando de lado los apasionamientos políticos o ideológicos, Tuto y Paz son solamente dos nombres que pretenderán encontrar el camino para cambiar un país que ha perdido el rumbo. Sin importar quién gane esta segunda vuelta, tendrán que gobernar en cooperación uno con el otro; aquí no caben las mezquindades: se trata de avanzar, se trata de mejorar las políticas que vayan en beneficio de todos los bolivianos que cada día se levantan a trabajar y a sacar adelante a sus familias. A la mayoría de los bolivianos les ha dejado de importar las ideologías porque su preocupación es qué pondrán en su mesa cada día, cómo educarán a sus hijos o qué planes tienen para generar bienestar. Los pocos que hacen política manipulan a segmentos inconformes de la población, generando protestas y bloqueos que solo perjudican a esos bolivianos que quieren trabajar.
En este sentido, cuando se instale la Asamblea, se tendrá que trabajar con gobernabilidad y acuerdos nacionales, velando por el interés de toda una nación que ya ha sacrificado una generación esperando un futuro mejor para sus hijos.
Cambio y democracia
Así que el domingo iremos nuevamente a las urnas, esperando un cambio genuino. Entregaremos el gobierno a quien nos haya convencido de que es el elegido para abrirnos esa puerta de posibilidades. No somos la Argentina de Milei, el Salvador de Bukele o la Cuba de Díaz-Canel; somos un país diferente, con una idiosincrasia y herencia milenaria; somos diversos cultural y geográficamente, y tenemos ingentes fuentes de riqueza natural. Necesitamos un buen administrador que, con honestidad, visión y transparencia, nos conduzca hacia el puerto al que merecemos llegar. Sí, somos Bolivia: orgullosamente bolivianos y sabremos responder a los desafíos que, a partir del 19, tengamos que enfrentar.
Percy Calderon es documentalista, director y productor ejecutivo de En Contexto Tv
La opinión expresada en este artículo es de exclusiva responsabilidad del autor y no representa una posición oficial de Enfoque News.
Sé el primero en dejar un comentario