

Una encuesta regional revela que la migraña, un trastorno neurológico incapacitante, genera fatiga, frustración y depresión en pacientes de México, afectando severamente su productividad y vida diaria. El estudio fue presentado por la American Health Foundation (AHF).
La investigación, aplicada entre febrero y agosto de 2025 en siete países de América Latina, documentó la experiencia de pacientes con migraña moderada a severa. En México, la enfermedad impacta profundamente los años más productivos de las personas.
Diagnóstico tardío y vida laboral afectada
Los resultados para México son contundentes. El 25% de los participantes esperó más de cinco años para obtener un diagnóstico y un 28% aún no lo tiene. El impacto en la productividad es notable: aunque el 52.9% de los pacientes trabajó durante los ataques, un 37% reportó reducción en su rendimiento y un 9% ausentismo frecuente.
La duración de las crisis es un factor clave. El 44% de los encuestados reportó episodios superiores a nueve horas y un 8.4% sufrió migrañas de más de 72 horas. La mayoría de los participantes (76%) fueron mujeres y el 41.2% tenían entre 25 y 44 años.
Consecuencias emocionales y diarias
La migraña trasciende el dolor físico. El impacto emocional es alto: el 58% de los pacientes refirió frustración o ira, y el 39.5% mencionó depresión o tristeza. Además, siete de cada diez experimentan síntomas posteriores como fatiga o falta de concentración.
La vida cotidiana se ve severamente interrumpida. El 57.9% señaló alteraciones en sus actividades de ocio y el 53.8% en sus tareas diarias. Esto subraya la carga integral que representa la enfermedad.
Falta de información y atención insatisfactoria
El estudio también identificó fallas en el sistema de atención. Más de la mitad de los pacientes (52.1%) se sintió poco o nada informado sobre sus opciones de tratamiento. Uno de cada tres expresó insatisfacción con la atención recibida y un 43.7% afirmó que sus síntomas fueron minimizados antes del diagnóstico.
Ante estos hallazgos, los expertos subrayan la necesidad de capacitar a profesionales para un diagnóstico temprano, ampliar el acceso a terapias efectivas e incluir apoyo psicológico para los pacientes. La migraña requiere ser reconocida como una enfermedad incapacitante con impactos reales.
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