

Dos pilotos paraguayos, JosĆ© Augusto PĆ©rez y Edgar Noceda, fueron secuestrados el 12 de julio durante un vuelo rutinario en Paraguay. Los delincuentes los obligaron a dirigir la avioneta hacia Bolivia en un viaje clandestino que, segĆŗn uno de los afectados, parecĆa sin retorno. El incidente, reportado por Telefuturo de Paraguay, involucró amenazas armadas y una maniobra desesperada para evitar el destino.
El suceso comenzó como un encargo aparentemente legĆtimo: transportar una caja fuerte hasta la colonia Nueva Esperanza, en el departamento de CanindeyĆŗ. Sin embargo, se trató de una trampa orquestada por un grupo criminal, que forzó a los pilotos a alterar el curso del vuelo bajo coacción.
El inicio del vuelo y la trampa
La mañana del 12 de julio, Pérez y Noceda abordaron su avioneta tras recibir pago adelantado por el servicio. La misión era entregar la carga en Nueva Esperanza y regresar. Nada indicaba irregularidades iniciales, según el relato de Noceda a Telefuturo.
Al aterrizar en el destino, cuatro personas descendieron de un vehĆculo y obligaron a los pilotos a reembarcar. Una vez en el aire, los secuestradores proporcionaron coordenadas que apuntaban a Bolivia. Noceda comprendió entonces que la caja fuerte era un seƱuelo para tomar control de la aeronave.
Amenazas en pleno vuelo
Armados, los delincuentes amenazaron de muerte a los pilotos para forzar el cumplimiento. Noceda, convencido de que llegar a Bolivia significaba no regresar, resistió las órdenes. Ā«El hecho de ir a Bolivia era un viaje sin retorno, ya no Ćbamos a volver de ahĆĀ», declaró.
Un secuestrador, tambiĆ©n piloto, vigilaba cada movimiento, impidiendo la activación de seƱales de emergencia. Sin embargo, el transponder de la avioneta permaneció encendido, permitiendo a Noceda realizar maniobras irregulares: volar a altitud insegura, sin comunicación y violando tres aerovĆas controladas.
Maniobras desesperadas para alertar
Noceda esperaba que los radares de Ciudad del Este, Concepción y Asunción detectaran las anomalĆas y enviaran ayuda de la Fuerza AĆ©rea. Aunque fue captado por los tres radares, los controladores aĆ©reos no reaccionaron.
Ante la falta de respuesta, Noceda consideró estrellar el avión. Ā«Si era necesario estrellar el avión o accidentarnos por el camino, lo iba a hacer, pero a Bolivia no iba a llegarĀ», confesó. Su razonamiento: preferĆa un cuerpo recuperable en Paraguay que desaparecer en Bolivia.
Aterrizaje forzoso y escape
Tras casi una hora y media de secuestro, los delincuentes ordenaron aterrizar en una estancia en el municipio de Kó, departamento de ParaguarĆ. Sin pista adecuada, solo un camino vecinal en mal estado servĆa de improvisación.
Noceda realizó un vuelo rasante sobre la estancia para alertar a los habitantes. Amenazado nuevamente, aterrizó. El ruido atrajo a vecinos y, eventualmente, a una patrulla policial. Los secuestradores huyeron al monte, permitiendo a Noceda desatarse y correr hacia las autoridades.
La PolicĆa llegó tres horas despuĆ©s, y la FiscalĆa en horas de la noche. Paradójicamente, el fiscal ordenó la detención de ambos pilotos como sospechosos.
Consecuencias y reflexión
El incidente destaca vulnerabilidades en el transporte aéreo paraguayo, con pilotos expuestos a trampas criminales. Noceda relató preferir un choque fatal antes que el viaje forzado, creyendo que Bolivia implicaba desaparición permanente. No se reportan detenciones de los delincuentes hasta el momento.
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