

“Transformar el quiebre en punto de partida” fue el lema del Foro Económico 2025, organizado por la Cámara de Industria, Comercio, Servicios y Turismo de Santa Cruz (CAINCO) el 26 de agosto pasado. El evento buscó delinear la agenda para el nuevo gobierno que se instalará en Bolivia el 8 de noviembre próximo. El auditorio estuvo colmado de dirigentes, empresarios, académicos, periodistas y otros representantes de la sociedad civil, además de uno de los dos candidatos a la Presidencia invitados a participar.
Daniel Velasco, gerente general de CAINCO, abrió el encuentro con una valiosa retrospectiva sobre la relevancia del Foro Económico. Desde sus inicios, este espacio no se ha limitado a diagnósticos, sino que ha aportado propuestas en temas como competitividad, productividad, disrupción tecnológica, institucionalidad, estabilidad, resiliencia, empresarialidad y respuestas ante la crisis, siempre con la mirada puesta en el país. Explicó que el encuentro buscaba visualizar el quiebre en el que se encuentra Bolivia como un punto de partida, partiendo de “reconocer la crisis, sin aceptarla como destino”, y avizorar la oportunidad de recomenzar con la convicción de que un nuevo tiempo está por empezar y que ha llegado el momento de un nuevo camino.
Jean Pierre Antelo, presidente de CAINCO, tras realizar una reseña contextual, enfatizó que transformar el quiebre actual en un punto de partida hacia un mejor destino depende de todos: de voluntades políticas, deber cívico, visión, coraje, resiliencia y diálogo. “Debemos dejar atrás lo que ya no queremos y empezar a visionar nuevas maneras de avanzar”, afirmó. Destacó que “la seguridad jurídica no es un privilegio, sino un elemento esencial para atraer inversión, multiplicarla, generar empleos y hacer de Bolivia un país que no quede atrapado mientras el mundo avanza”. Además, señaló que “quien asuma la presidencia ya tiene un mandato claro: generar certidumbre, una tarea nada sencilla”.
Para el máximo directivo de CAINCO, existen cinco cimientos que los gobiernos en todos sus niveles, el sector privado y la sociedad civil deben construir juntos para iniciar un nuevo ciclo de desarrollo: 1) Estabilidad macroeconómica, pues sin ella todo se desmorona; 2) Diversificación productiva, especialmente para convertir a Bolivia en un “hub” agroalimentario que genere empleo formal y sostenible; 3) Integración al mundo, dejando atrás mercados ideológicos sin potencial y apostando por verdaderas oportunidades; 4) Inversión en capital humano, reconociendo que la mayor riqueza está en las personas; 5) Institucionalidad y confianza, sabiendo que donde hay seguridad jurídica y respeto a la propiedad, fluye la inversión.
Antelo subrayó que Bolivia está en un punto de inflexión histórico y que “la tarea es clara: convertir este quiebre en un punto de partida, tomar esta oportunidad para escribir un futuro diferente, no como opción, sino como mandato”. El objetivo es una Bolivia fuerte y competitiva que exporte conocimiento, valor agregado e innovación, sin resignarse únicamente a las materias primas.
El primer expositor del Foro, Pablo Mendieta, director del Centro Boliviano de Economía (CEBEC/CAINCO), detalló la situación del país, afirmando que Bolivia se halla en una encrucijada histórica: si persiste en el esquema actual, la crisis se profundizará; pero con un ajuste ordenado y reformas estructurales, el país puede iniciar un nuevo ciclo de crecimiento sostenible. Mendieta señaló que ya se está produciendo un ajuste económico “de facto” y que la tarea es ordenarlo, institucionalizarlo y complementarlo con reformas para avanzar hacia un modelo de desarrollo sólido, diversificado y competitivo.
Dos destacados economistas invitados, Felipe Larraín, exministro de Hacienda de Chile, y Ricardo Hausmann, director del Centro para el Desarrollo Internacional de Harvard, coincidieron en los diagnósticos previos y afirmaron que los desequilibrios en Bolivia son de tal magnitud que exigen un cambio profundo, pero que el quiebre puede convertirse en un nuevo comienzo.
Larraín aportó una visión de urgencia y pragmatismo: ordenar las finanzas públicas, proteger la resiliencia empresarial y reconstruir la confianza macroeconómica. Entre las prioridades inmediatas destacó estabilizar la economía, evitar que el quiebre arrastre a empresas y familias, y sentar bases de credibilidad, enfatizando el rol clave del sector privado para superar la crisis. Por su parte, Hausmann se enfocó en el futuro, abogando por diversificar y sofisticar la economía hacia una mayor “complejidad productiva” que rompa con el estancamiento histórico del extractivismo. Según él, la verdadera transformación ocurre cuando un país pasa de exportar materias primas a exportar capacidades y conocimiento.
La gran conclusión del Foro podría resumirse en que el quiebre no debe verse como un final, sino como una oportunidad para repensar el modelo de desarrollo y avanzar hacia uno nuevo. Esto implica el desafío de forjar amplios consensos con una visión de Estado y el coraje para ejecutar reformas estructurales que trasciendan las coyunturas.
Gary Antonio Rodríguez Álvarez es Economista y Magíster en Comercio Internacional.
La opinión expresada en este artículo es de exclusiva responsabilidad del autor y no representa una posición oficial de Enfoque News.
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