

El desabastecimiento de diésel en Cochabamba ha provocado pérdidas económicas por 200 millones de dólares en el PIB departamental, equivalentes al 2,9% del total. Este impacto afecta directamente a 65.286 empresas, que enfrentan paralización de operaciones, un incremento de hasta 40% en costos logísticos y riesgos de incumplimiento en contratos internacionales. El pronunciamiento empresarial, presentado este jueves por la Federación de Entidades Empresariales Privadas de Cochabamba (FEPC) junto a otras cámaras sectoriales, alerta sobre una amenaza inmediata a la estabilidad productiva y exportadora de la región.
La crisis energética ha reducido en un 10% el suministro promedio de combustibles durante el último año, agravada por una inflación acumulada de 25,35% en 12 meses. Esto encarece proyectos y reduce la competitividad de sectores clave como construcción, minería, agroindustria, transporte e industria.
Impacto en las exportaciones
Las exportaciones de Cochabamba cayeron un 26% en el primer semestre respecto al año anterior, según Juan Carlos Ávila, presidente de la Cámara de Exportadores de Cochabamba (Cadexco). Él advirtió que el desabastecimiento impide la llegada de insumos y materia prima, disminuyendo la capacidad productiva. «Cochabamba exporta a más de 55 países con 155 partidas arancelarias, y todos estos sectores están siendo afectados», afirmó Ávila.
Si la crisis persiste, las exportaciones podrían continuar en descenso, con riesgo de perder mercados internacionales por incumplimientos y falta de confiabilidad. Diariamente, se ponen en riesgo exportaciones valoradas en 895.826 dólares y un volumen de 1.917 toneladas.
Paralización en la construcción y minería
El sector de la construcción enfrenta paralización de obras públicas y privadas debido a la falta de combustible para maquinaria y transporte de materiales. Rolando Siles, presidente de la Cámara Departamental de la Construcción de Cochabamba (Cadeco), declaró: «Las obras se están paralizando y las empresas están a punto de quebrar». Recordó que hace un año se declaró emergencia por escasez de combustibles y demoras en pagos estatales, exigiendo medidas estructurales del gobierno.
En minería, Javier Bellott, representante de la Cámara Departamental de Minería (Cademin), denunció restricciones en cupos de diésel de entre 6.000 y 10.000 litros, con filas de vehículos hasta por cuatro días. «El sector productivo es la base que mantiene al país, pero está siendo postergado», sostuvo. Agregó que los intentos de importación directa se ven limitados por normativas excesivas, lo que podría llevar a medidas legales e instancias internacionales para resarcir pérdidas.
Efectos en la industria y logística
La Asociación de Empresas Industriales de Santiváñez (AEIS) expresó preocupación por el encarecimiento de costos logísticos y la reducción de productividad. Christian Vargas, director de AEIS, indicó que la industria manufacturera sufre demoras de hasta tres días en recepción de insumos, lo que genera riesgos en exportaciones. «La falta de previsibilidad energética encarece proyectos y reduce la competitividad de la industria local», manifestó.
Magaly Castro, vicepresidente de la FEPC, destacó que la maquinaria pesada opera al 50% de capacidad, elevando costos en construcción, infraestructura, minería y agroindustria. Esto ha incrementado fletes entre 35% y 40%, reduciendo márgenes operativos y presionando precios de bienes y servicios, con efectos en hogares y estabilidad departamental.
Amenaza a la estabilidad empresarial
El pronunciamiento empresarial advierte que más de 65.000 empresas formales en Cochabamba están en riesgo, comprometiendo empleo, abastecimiento interno y precios. Los sectores afectados enfrentan demoras operativas, alza de fletes y posibles incumplimientos contractuales, en un contexto de inflación y reducción en el suministro de combustibles.
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