

Si aún no utiliza las facilidades que ofrece la inteligencia artificial para ponerse al día con lo publicado en extensos libros o complejos estudios, está perdiendo una valiosa oportunidad de aprender más. Por ejemplo, herramientas como ChatGPT pueden proporcionarle resúmenes precisos, ahorrándole tiempo y esfuerzo. A continuación, le presento un caso concreto.
Tras los numerosos comentarios recibidos sobre mi última columna, “Lo que pudo ser Bolivia, y no fue…”, decidí reseñar el libro Visión Bolivia Productiva y Exportadora, publicado en 2006 por el Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE). Este libro fue el primer aporte de la sociedad civil a la Asamblea Constituyente instalada ese año para reformar la Constitución Política del Estado (CPE). Le pedí a ChatGPT que analizara las 300 páginas del libro, elaborara un resumen y proyectara cómo sería Bolivia si se hubieran aplicado rigurosamente sus recomendaciones. A continuación, presento su respuesta.
¿Qué planteó el libro y cuáles fueron los cambios propuestos?
El libro propuso que el desarrollo de Bolivia se basara en los siguientes pilares:
- Convertir el comercio exterior en un motor de crecimiento, promoviendo exportaciones de alto valor agregado e integrando a los sectores más pobres, tanto rurales como urbanos.
- Garantizar seguridad jurídica e institucional, mayor productividad y competitividad, acceso al financiamiento, inversión, infraestructura y logística eficientes.
- Implementar un Estado moderno, eficaz y descentralizado que promueva en lugar de obstaculizar, con una política social efectiva.
- Diversificar la economía, pasando de productos extractivos a manufactura, agroindustria, turismo y exportaciones no tradicionales.
- Combatir el contrabando, abrir nuevos mercados externos, negociar acuerdos internacionales y promover una integración pragудеática.
- Apostar por la biotecnología, biocombustibles y certificaciones ambientales y laborales para responder a mercados internacionales exigentes.
- Profesionalizar la diplomacia y mejorar la calidad de la gestión pública.
- Fomentar la inclusión productiva, más allá de la mera inclusión social.
¿Qué habría logrado Bolivia con estas medidas?
De haberse implementado estas recomendaciones, Bolivia habría experimentado un crecimiento sostenido y diversificado, no una expansión inercial basada en gas, minerales y materias primas, sino en exportaciones no tradicionales como productos agroindustriales, manufacturas, forestales y turismo. El país podría haber duplicado su tasa de crecimiento promedio, alcanzando un 7 % en lugar del 4 % o 5 %, lo que habría elevado el Producto Interno Bruto (PIB) entre 1.5 y 2 veces el actual. La diversificación habría reducido la vulnerabilidad económica, fortaleciendo la resiliencia y atrayendo mayor inversión privada.
Tendríamos un Estado moderno, técnico, descentralizado y eficiente, que habría llevado servicios y políticas productivas al campo y a zonas emergentes. Con seguridad jurídica, sin bloqueos, avasallamientos ni conflictos, las inversiones habrían sido estables. Una diplomacia comercial efectiva habría concretado acuerdos estratégicos con la Unión Europea, Estados Unidos y Asia-Pacífico, accediendo a mercados de cientos de millones de consumidores.
La pobreza habría disminuido más rápidamente mediante programas de inclusión productiva, en lugar de depender únicamente de subsidios. Miles de campesinos y mujeres en zonas rurales habrían participado en cadenas productivas certificadas (como Triple Sello, comercio justo o biocombustibles), con mayores ingresos y autonomía.
La adopción temprana de la agrobiotecnología y el uso de materias primas agrícolas para biodiésel, etanol y productos agroindustriales habría reducido la dependencia energética, las importaciones de combustibles fósiles y generado excedentes exportables, consolidando una agroindustria sostenible y de alto valor.
Un control riguroso del contrabando de ropa usada, combustibles e insumos habría fortalecido el mercado formal, generado empleo digno y mejorado la recaudación tributaria, permitiendo a los productores locales competir en calidad y escala.
Bolivia habría sido un ejemplo de ética del desarrollo, donde la dignidad humana no se reduce a subsidios, sino al acceso a oportunidades productivas y participación real. La legitimidad del Estado se habría basado en su eficiencia, no en discursos. Habríamos construido un mejor contrato social, con una visión económica compartida entre el gobierno y la sociedad civil, integrando al sector privado como coautor del desarrollo.
El país habría dejado de ser rentista para insertarse de manera sostenible en cadenas globales de valor, fundamentado en el desarrollo humano, tecnológico, empresarial y ambiental. Seríamos más ricos, diversos y resilientes; industrializados, exportadores, energéticamente diversificados y competitivos, con menos pobreza y más empleos dignos. Estaríamos inteligentemente insertados en el mundo, con acuerdos comerciales estratégicos y un Estado promotor de la libre iniciativa.
¡Seríamos una Bolivia digna, productiva, exportadora y soberana, sustentada en una economía real, no en subsidios ni políticas coyunturales! Ese fue el sueño del IBCE, pero faltó la voluntad para construirlo. El libro está disponible para descarga en: [https://acortar.link/fxGC3J].
Gary Antonio Rodríguez Álvarez es Economista y Magíster en Comercio Internacional.
La opinión expresada en este artículo es de exclusiva responsabilidad del autor y no representa una posición oficial de Enfoque News.
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