

La polémica “histórica” de esta semana la protagonizó Samuel Doria Medina al felicitar a La Paz por su efeméride cívica y, además, llamarla “cuna de la libertad”. Aunque la etiqueta podría interpretarse de diferentes maneras, es necesario recordar que la revolución libertadora de La Paz ocurrió el 16 de julio de 1809; sin embargo, Chuquisaca ya se había sublevado contra las autoridades realistas un par de meses antes, el 25 de mayo de ese mismo año.
Entre las muchas réplicas que provocó Samuel está la del ejecutivo de la Federación Universitaria Local de San Francisco Xavier, Sergio Vargas, quien declaró: “No hay primero ni segundo grito. Aquí hay un primer y único grito libertario de América Latina, que se ha dado el 25 de mayo de 1809 en la ciudad de Sucre, a la cabeza de los doctores de Charcas. Eso es lo único que los bolivianos debemos manejar”. Es decir, una metida de pata fue respondida con otra… y hasta más profunda.
Lo de los “gritos libertarios” da para tesis enteras, especialmente por su carácter subjetivo. Pero, si hablamos de Sudamérica, el antecedente más antiguo no se encuentra en el territorio que hoy es Bolivia, sino en el Perú: el 3 de mayo de 1536, el sapa inca Manku Kapaj II —más conocido como Manco Inca— protagonizó un alzamiento contra la corona española que se prolongó hasta 1572. A lo largo de esa sublevación, hubo hasta cuatro líderes (el último, Túpac Amaru I, fue ejecutado por órdenes del virrey Francisco de Toledo).
En lo que respecta a procesos históricos que derivaron en luchas por la libertad, vale la pena recordar que, en Macha, los abusos del corregidor Joaquín Alós provocaron las quejas del cacique Tomás Katari, a quien incluso despojó de su título. Katari caminó hasta Buenos Aires para presentar sus reclamos en persona al virrey Juan José de Vértiz. El representante del rey en el Virreinato del Río de la Plata ordenó que Alós cesara sus abusos y devolviera el título usurpado, pero este no obedeció. Así se desencadenó el gran levantamiento indígena de Macha y Pocoata, el 24 de agosto de 1780. Poco después, el 6 de noviembre, José Gabriel Condorcanqui se sublevó en el Alto Perú bajo el nombre de Túpac Amaru II. Al año siguiente, en La Paz, Julián Apaza hizo lo propio, adoptando el nombre de Túpac Katari.
Estos grandes levantamientos indígenas golpearon con tal fuerza al régimen colonial que, una vez sofocados, se promulgó la “Real Ordenanza para el establecimiento e instrucción de Intendentes del Ejército y Provincia en el Virreinato de Buenos Aires” (año 1782). Esta reforma creó la figura de los intendentes, que se impusieron sobre los cabildos, y de los subdelegados, que reemplazaron a los corregidores. A su vez, esta medida incentivó los espíritus regionales, los cuales serían clave cuando comenzó la Guerra de la Independencia.
El germen fueron las invasiones inglesas de 1806 y 1807, durante las cuales se formaron las milicias rioplatenses. La chispa, en cambio, fue el alzamiento del 1 de enero de 1809, en Buenos Aires…
¿Ve? No es nomás hablar por hablar…
Juan José Toro Montoya es Premio Nacional en Historia del Periodismo.
La opinión expresada en este artículo es de exclusiva responsabilidad del autor y no representa una posición oficial de Enfoque News.
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