

La venta externa de gas natural, uno de los principales pilares de la economía boliviana, registró una caída del 37% en el primer cuatrimestre de 2025, respecto al mismo periodo del año anterior. Entre enero y abril, el país exportó gas por un valor de $us 375,5 millones, frente a los $us 595,8 millones del mismo periodo en 2024, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE).
Este retroceso equivale a una pérdida de $us 220,3 millones, y se enmarca en un contexto de reducción sostenida en la producción interna y pérdida de mercados clave como Argentina, que ha comenzado a autoabastecerse gracias al desarrollo de Vaca Muerta.
Baja producción y pérdida de mercados, los factores clave
Según el reporte del INE, la tendencia negativa ya se venía manifestando en 2024, cuando las exportaciones de gas alcanzaron los $us 1.614,7 millones, por debajo de los $us 2.049,7 millones registrados en 2023. La salida del mercado argentino fue un golpe significativo, y las ventas a Brasil también han disminuido debido a la caída de la producción nacional.
La coyuntura internacional añade presión. El aumento del precio del petróleo, causado por las tensiones geopolíticas entre Irán, Israel y Estados Unidos, no ha significado una ventaja clara para Bolivia. Aunque el precio del gas está indexado al crudo, el efecto no es inmediato y el país exporta cada vez menos volumen, según explicó el economista Gonzalo Chávez.
Chávez: “Ganamos poco y gastamos mucho”
Chávez advierte que, pese al posible incremento del precio del gas debido al alza del petróleo, los beneficios no se reflejan en los ingresos. “Hoy las exportaciones de gas generan apenas $us 1.500 millones al año, mientras que la importación de combustibles dobla esa cifra”, señaló el experto.
Esto genera un desbalance estructural: los ingresos por gas ya no alcanzan para cubrir los gastos por compra de combustibles, lo que afecta directamente la balanza comercial y las finanzas públicas.
Vulnerabilidad fiscal y energética
El economista sostuvo que Bolivia atraviesa una situación de vulnerabilidad fiscal y energética, agravada por la dependencia de factores externos y la falta de ajustes estructurales. “Si no corregimos a tiempo, esta situación puede derivar en decisiones apresuradas o ajustes dolorosos”, alertó.
En ese sentido, el informe del INE confirma un diagnóstico que viene repitiéndose en los últimos años: Bolivia ya no es el país exportador de hidrocarburos que fue en décadas pasadas, y el margen de maniobra económica se reduce con cada trimestre.
Perspectivas inciertas para el resto del año
Con la caída de los volúmenes exportados y sin Argentina como cliente, Bolivia depende casi exclusivamente de Brasil, cuya demanda también ha mostrado señales de estancamiento. Mientras tanto, los precios internacionales del crudo siguen siendo inciertos, lo que complica cualquier proyección optimista.
La caída de $us 220 millones en apenas cuatro meses no solo refleja una tendencia negativa en las exportaciones de gas, sino también un llamado de atención urgente sobre la sostenibilidad del modelo económico basado en los hidrocarburos.
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