

En una jornada marcada por la violencia y la tensión social, el presidente Luis Arce condenó enérgicamente los hechos ocurridos este lunes en el municipio de Llallagua, en el norte del departamento de Potosí. Más de 30 personas resultaron heridas tras un violento ataque protagonizado por seguidores del expresidente Evo Morales, quienes emplearon dinamitas y piedras contra pobladores que exigen el levantamiento de un bloqueo que ya lleva seis días.
Una de las jornadas más violentas
Desde sus redes sociales, Arce calificó la jornada como “una de las más violentas y amargas de la historia reciente de Bolivia”. Afirmó que los actos cometidos por los denominados “evistas” incluyen agresiones al personal de salud, destrucción de una ambulancia, saqueo de comunidades, ataques a periodistas y efectivos policiales, entre otros delitos.
El presidente cuestionó la postura de Morales, a quien acusó de celebrar estos hechos bajo el discurso de una supuesta “batalla final”. “¿A qué ‘batalla final’ se refiere? ¿Contra quién declara la guerra?”, cuestionó el mandatario, advirtiendo que las acciones del exmandatario atentan contra el sistema democrático y buscan desestabilizar el país por intereses personales.
Compromiso con la justicia
Arce remarcó que su Gobierno no permitirá impunidad ante estos actos de violencia. “Pondremos a disposición de la Justicia a cada uno de los responsables de sembrar terror y agredir a las familias bolivianas”, sostuvo, dejando en claro que se tomarán acciones legales contra los implicados, incluyendo a los líderes políticos detrás de estas movilizaciones.
Implicaciones para el país
La creciente tensión entre facciones del Movimiento al Socialismo (MAS) —los denominados “evistas” y “arcistas”— ha derivado en enfrentamientos y bloqueos que afectan a comunidades enteras, evidenciando una profunda fractura dentro del oficialismo. La situación en Llallagua refleja no solo la pugna interna del partido, sino también el riesgo de una escalada de violencia a nivel nacional.
Arce llamó a la conciencia ciudadana, advirtiendo que el país no puede seguir siendo escenario de enfrentamientos generados por “la obsesión de una persona” y reiteró su compromiso con la paz, el Estado de derecho y la democracia.
El conflicto en Llallagua marca un nuevo punto crítico en la crisis política del MAS y abre un escenario incierto sobre el futuro inmediato del país. La firme advertencia de Arce plantea un giro en la gestión gubernamental frente a los excesos cometidos por sectores radicales y sienta las bases para posibles procesos judiciales de alto impacto político.
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