

El Fondo Monetario Internacional (FMI) estima que Bolivia enfrentará en 2025 una inflación del 15,1% y un crecimiento económico del 1,1%, según el informe de Perspectivas Económicas Globales (WEO) presentado el 22 de abril de 2025 en Washington, EE.UU. Estas cifras reflejan un panorama económico desafiante, marcado por la incertidumbre global y tensiones comerciales.
Para 2026, el FMI prevé una mayor desaceleración, con un crecimiento del PIB de solo 0,9% y un aumento del Índice de Precios al Consumidor (IPC) hasta 15,8%. Además, se proyecta un déficit en la balanza corriente del 2,5% en 2025 y del 3% en 2026, con una tasa de desempleo estable del 1% en ambos años.
Contraste con el Gobierno boliviano
Las proyecciones del FMI son más pesimistas que las del Gobierno boliviano, que en el Presupuesto General del Estado 2025 estimó un crecimiento del 3,51% y una inflación del 7,5%. El gobierno también proyectó un déficit fiscal del 9,2% del PIB y un precio promedio del petróleo de 75,3 dólares por barril, en un contexto de variación del tipo de cambio oficial de ±10%.
Contexto global adverso
Crecimiento mundial a la baja
El FMI señala que la economía global enfrenta un entorno de alta incertidumbre, con tasas arancelarias en niveles históricos y políticas comerciales impredecibles. El crecimiento mundial se proyecta en 2,8% para 2025 y 3% para 2026, una revisión a la baja de 0,8 puntos porcentuales respecto a enero de 2025. Estas cifras están por debajo del promedio histórico (2000-2019) del 3,7%.
América Latina en desaceleración
En América Latina, el FMI redujo su proyección de crecimiento para 2025 al 2%, medio punto menos que en enero. La región enfrenta desafíos como la fragmentación geopolítica y el endurecimiento de las condiciones financieras. Sin embargo, se espera una recuperación al 2,4% en 2026, junto con una inflación regional que caerá al 7,2% en 2025 y al 4,8% en 2026.
Implicaciones para Bolivia
Las proyecciones del FMI sugieren que Bolivia deberá navegar un entorno económico complejo, con alta inflación y bajo crecimiento. La brecha entre las estimaciones oficiales y las del organismo internacional destaca la necesidad de ajustes en las políticas económicas para mitigar los impactos de la incertidumbre global.
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