

La Comisión Europea ultima la propuesta definitiva del acuerdo de libre comercio entre la Unión Europea (UE) y el Mercosur, un hito que podría concretarse antes del fin del verano boreal. Así lo afirmó este jueves Olof Gill, portavoz de comercio del organismo, quien destacó que la revisión legal del texto avanza con rigor para garantizar su solidez y viabilidad.
El pacto, anunciado el 6 de diciembre tras años de negociaciones, busca fortalecer los lazos económicos y estratégicos entre ambos bloques. No obstante, su ratificación enfrenta escollos, principalmente por la oposición de Francia, que advierte sobre los perjuicios para su sector agrícola.
La UE subraya que el tratado abrirá oportunidades comerciales significativas: facilitará la entrada de productos europeos como automóviles y maquinaria al mercado sudamericano y reducirá aranceles para exportaciones clave del Mercosur, como carne y etanol. Gill aseguró que se incluirán salvaguardas para proteger sectores sensibles europeos, aunque Francia insiste en medidas más estrictas.
En un contexto global de tensiones comerciales, agravadas por la amenaza de aranceles desde Estados Unidos bajo la administración de Donald Trump, la UE ve en este acuerdo una herramienta para consolidar alianzas estratégicas. Países como Finlandia y Suecia lo apoyan con firmeza. «Debemos implementar plenamente este acuerdo», afirmó la canciller finlandesa, Elina Valtonen, resaltando la urgencia de diversificar socios comerciales.
Sin embargo, el escepticismo no cede. La ministra francesa de Agricultura, Annie Genevard, mantuvo su rechazo al declarar que el acuerdo «era malo ayer y lo sigue siendo hoy», reflejando las inquietudes de los agricultores galos ante la competencia sudamericana.
En los próximos meses, la Comisión intensificará consultas con los Estados miembros para responder a sus preocupaciones antes de someter la propuesta a votación. De prosperar, el tratado uniría dos mercados con cerca de 780 millones de consumidores, aunque su aprobación final dependerá de la capacidad de Bruselas para equilibrar intereses opuestos.
Por su parte, el Mercosur aguarda expectante la oportunidad de acceder a una de las mayores economías del mundo, en un momento en que la incertidumbre comercial global refuerza el valor de estas alianzas. Pese a ello, el proceso hacia la ratificación sigue siendo intrincado, con desafíos políticos que podrían retrasar o alterar el acuerdo.
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