

El gigante gasístico ruso Gazprom anunció oficialmente su retiro de Bolivia, tras años de exploración infructuosa en el bloque Azero, ubicado entre los departamentos de Chuquisaca y Santa Cruz. La decisión fue tomada luego de que no se encontraran reservas de gas natural en los pozos perforados, según reportó la agencia EFE.
La compañía comunicó que, pese a los esfuerzos realizados, el área “carecía de perspectivas” y se procedió a la liquidación del pozo, que alcanzó una profundidad de 5.830 metros. El proyecto había sido iniciado en 2008 como parte de un acuerdo de cooperación energética entre Bolivia y Rusia.
Gazprom aseguró que cumplió con todos los compromisos contractuales y destacó la experiencia técnica adquirida en el proceso. Sin embargo, la falta de resultados concretos marcó el fin de su participación activa en el país.
Obstáculos estructurales
Según el exministro de Hidrocarburos, Álvaro Ríos, la salida de Gazprom se venía gestando desde hace al menos cinco años. La empresa, que inicialmente llegó al país bajo un marco de cooperación intergubernamental, enfrentó múltiples dificultades para operar en el mercado boliviano.
“Las reglas del juego, el idioma, la diferencia horaria y las condiciones impuestas por Gazprom, como querer controlar todo el gas boliviano, impidieron llegar a acuerdos”, explicó Ríos. La compañía también invirtió en estudios y oficinas, además de participar en proyectos como Aquío-Ipati junto a Total, sin mayores resultados.
Ríos remarcó que Bolivia actualmente no ofrece condiciones atractivas para la inversión extranjera, ni siquiera para países aliados como Rusia, China o Irán. “Se necesita una nueva Ley de Hidrocarburos que se viene reclamando hace una década”, apuntó.
Fracaso compartido
El bloque Azero fue considerado en su momento un prospecto prometedor, pero ni Total, ni Shell ni ahora Gazprom lograron descubrimientos significativos. Tampoco hubo avances en el bloque Huacareta, lo que evidencia un declive en la atracción de inversiones energéticas hacia Bolivia.
Gazprom operaba en Bolivia a través de su filial Gazprom International BV y mantenía proyectos conjuntos con Total, Tecpetrol e YPFB en los bloques Ipati, Aquío y Azero. Además, en 2016 firmó con el gobierno boliviano una hoja de ruta para desarrollar la industria gasífera hasta 2040, que ahora queda sin efecto.
La salida de Gazprom se suma a una tendencia de desinversión en el sector hidrocarburos boliviano, en un contexto donde los yacimientos están en declive y las condiciones legales y económicas no incentivan nuevos capitales.
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