

China intensificó su respuesta a la política arancelaria del presidente estadounidense Donald Trump al imponer nuevas restricciones a la exportación de tierras raras, materiales esenciales para las industrias tecnológica, de defensa y electrónica. La medida, que acompaña la aplicación de aranceles adicionales del 34% a todas las importaciones provenientes de Estados Unidos, responde directamente a los gravámenes anunciados por Washington a principios de esta semana.
El Ministerio de Comercio chino detalló que las restricciones afectarán a todos sus socios comerciales, aunque el impacto recaerá principalmente en Estados Unidos, que posee una sola mina activa de estos minerales y depende en gran medida del suministro chino. China, que produce cerca del 90% de las tierras raras a nivel mundial, regula su comercio mediante un riguroso sistema de cuotas.
Las limitaciones se centran en siete categorías de tierras raras medias y pesadas —como samario, gadolinio, terbio, disprosio, lutecio, escandio e itrio— e incluyen productos derivados, como imanes permanentes, vitales para las industrias aeroespacial, automotriz y de defensa. Sustituir estos materiales resulta complejo y costoso, lo que agrava las consecuencias de la medida.
“China diseñó esta lista con un enfoque estratégico”, afirmó Mel Sanderson, director de American Rare Earths. “Seleccionaron elementos clave para la economía estadounidense”, añadió. Fuentes de la industria aeroespacial de Estados Unidos manifestaron su preocupación por la dependencia de insumos que, en la práctica, solo pueden obtenerse desde China.
La decisión de Pekín llega tras la escalada comercial impulsada por Trump, quien el miércoles elevó los aranceles a productos chinos hasta un 54% en un evento simbólico bautizado como el “Día de la Liberación” de Estados Unidos. En paralelo, China acusó a Washington de violar normas comerciales internacionales y exigió la inmediata reversión de estas medidas unilaterales. “Las acciones de Estados Unidos atentan contra los derechos legítimos de China y son una clara forma de intimidación económica”, declaró el Gobierno chino.
Analistas como Jacob Gunter, del Instituto Mercator de Estudios sobre China, consideran que estas restricciones podrían acelerar los esfuerzos de Occidente para diversificar sus fuentes de tierras raras y desarrollar cadenas de suministro alternativas. Sin embargo, Gunter advirtió que este proceso será lento y requerirá una inversión significativa.
La escalada de tensiones entre ambas potencias abre un nuevo capítulo en la guerra comercial, con el control de recursos estratégicos como protagonista. La medida expone la vulnerabilidad de Estados Unidos ante el dominio chino en el mercado de tierras raras y anticipa repercusiones globales para sectores industriales clave.
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