Iván Lima, exministro de Justicia, reveló este domingo que uno de los principales factores que impulsaron su renuncia fue la deteriorada relación que mantenía con la Asamblea Legislativa Plurinacional (ALP), calificándola como “la peor en la historia de la democracia boliviana”. Estas declaraciones, brindadas a radio Erbol, han generado repercusiones sobre el estado de las relaciones entre el Ejecutivo y el Legislativo, así como el impacto en la gestión del presidente Luis Arce.
En sus declaraciones, Lima explicó que la falta de entendimiento con la Asamblea complicaba su labor como ministro, afectando directamente la posibilidad de avanzar en la aprobación de leyes cruciales para el país. “Usualmente los ministros de Justicia, en la época de Evo, tenían excelente relación, lo que facilitaba la aprobación de leyes”, comentó, subrayando que durante su gestión no fue así.
El exministro destacó que actualmente existen 16 proyectos de ley en justicia estancados en la ALP, entre ellos, la ley de imprescriptibilidad de delitos contra niños y adolescentes. A modo de ejemplo, Lima recordó un episodio en el que, pese a la relevancia del proyecto, algunos legisladores le comentaron que lo habrían aprobado si hubiera sido presentado por otro ministro, pero no bajo su gestión. Este obstáculo, según Lima, refleja la magnitud de los desacuerdos que enfrentó.
Además del bloqueo legislativo, Lima mencionó que hay millones de dólares pendientes de ser aprobados por la Asamblea, lo que representa un freno para la gestión de Arce. Pese a esto, reconoció que su permanencia en el gabinete podría haberse convertido en un problema para el presidente, dado el contexto de confrontación con los legisladores.
Lima también lanzó críticas hacia algunos de sus colegas en el gabinete, señalando que no todos apoyan con la intensidad necesaria al presidente Arce. “El país no conoce a algunos ministros, no están acompañando al Presidente como deberían”, manifestó. A pesar de esto, destacó el liderazgo de Arce, refiriéndose a él como “el líder de un gran equipo”.
La salida de Lima deja en evidencia las dificultades internas que enfrenta el gobierno, especialmente en su relación con la ALP, y plantea interrogantes sobre cómo se abordarán los proyectos legislativos pendientes, así como la estabilidad del equipo ministerial en los próximos meses.