El expresidente Evo Morales permanece atrincherado en Lauca Ñ, bastión de las Seis Federaciones del Trópico de Cochabamba, desafiando una orden de aprehensión emitida en su contra por un caso de presunta trata de personas. La orden, vigente desde el 16 de octubre, no ha sido ejecutada debido a los riesgos operativos que enfrenta la Policía en esa región.
En la noche de Navidad, Morales reunió a sus seguidores en el coliseo de los cocaleros, donde expresó gratitud por el apoyo recibido. “Muchas gracias por cuidarme, por protegerme y darme seguridad. Nunca voy a olvidar lo que estamos viviendo”, declaró ante una multitud. Además, reiteró su compromiso con la “liberación” de Bolivia.
Una investigación judicial en curso
El caso que vincula a Morales se centra en una menor de edad que resultó embarazada, lo que desencadenó una investigación por presunta trata de personas en Tarija. Sandra Gutiérrez, fiscal departamental de ese departamento, confirmó que la orden judicial sigue en pie, aunque su cumplimiento enfrenta complicaciones debido al control que ejerce el exmandatario en el trópico.
En respuesta, el Gobierno activó una alerta migratoria para impedir que Morales abandone el país. El ministro de Gobierno, Eduardo Del Castillo, aseguró que la aprehensión se ejecutará “inmediatamente” cuando las condiciones lo permitan.
Seguridad reforzada y estado de emergencia
Mientras tanto, el entorno de Morales ha fortalecido su protección. Medios locales informaron sobre la presencia de al menos tres anillos de seguridad en torno al exmandatario. Sus seguidores también se declararon en emergencia, intensificando las vigilias para evitar un posible operativo policial.
Durante el evento en Lauca Ñ, Morales también arremetió contra el Gobierno del presidente Luis Arce, a quien acusó de no escuchar las advertencias sobre los problemas económicos del país. “No somos Gobierno, pero Lucho rendirá cuentas tarde o temprano, no solo a Bolivia, sino ante la historia”, afirmó.
El conflicto ha generado un clima de incertidumbre y tensión en el panorama político boliviano. La posibilidad de que Morales sea detenido mantiene a las autoridades en alerta, mientras el líder cocalero reafirma su influencia en una región que sigue siendo su fortaleza política.