El expresidente Evo Morales acusó al gobierno de Luis Arce de haberle “robado” la sigla del Movimiento Al Socialismo (MAS) como parte de un plan para debilitar y fracturar al partido. Según Morales, esta maniobra forma parte de un supuesto “Plan Negro” orquestado por figuras como Hugo Moldiz, Edmundo Novillo y un vicealmirante vinculado a la Escuela de Inteligencia del Ejército, con apoyo de presuntos asesores externos.
En una conferencia de prensa, Morales insistió en que, pese a la decisión formal de retirarle la sigla, él continúa siendo el presidente legítimo del MAS. Denunció al gobierno de Arce —al que denominó el “arcismo”— de intentar controlar la estructura partidaria y desacreditar su liderazgo. “Primero roban el dinero del pueblo, ahora la sigla del MAS”, declaró.
Críticas al oficialismo y advertencias electorales
El líder cocalero pronosticó una derrota contundente para Arce o cualquier candidato oficialista en las elecciones generales de 2025. Según Morales, el oficialismo podría obtener menos del 3% de los votos debido a la falta de respaldo popular. Además, mencionó que el gobierno estaría impulsando fórmulas como la de Andrónico Rodríguez con Arce, así como a figuras como María Nela Prada y Eduardo del Castillo, las cuales, aseguró, carecen de la aceptación necesaria para consolidarse en el electorado.
“Están ejecutando un segundo golpe al proceso de cambio. El enemigo ya no es la derecha; ahora es el Gobierno de Lucho Arce”, afirmó. También advirtió sobre presuntos planes para intervenir políticamente el trópico de Cochabamba, considerado un bastión del MAS y base de apoyo clave para Morales.
Estrategias y definiciones en el MAS
Frente a este panorama, Morales convocó a una reunión decisiva el próximo viernes 22 de noviembre en Lauca Ñ, donde se analizará el rumbo del partido. “Es un momento de decisiones fundamentales que definirán el futuro del país”, subrayó.
Mientras tanto, dirigentes y parlamentarios de las seis federaciones del trópico de Cochabamba ratificaron su apoyo a Morales. Aseguraron que, pese a los intentos de fractura interna, el expresidente mantiene el respaldo popular en las bases del partido.