El diputado Alberto Astorga, de Comunidad Ciudadana (CC), junto a miembros de la plataforma Otra Bolivia es Posible, derribó y pisoteó este viernes un busto del expresidente Evo Morales en la Asamblea Legislativa Plurinacional. El hecho ocurrió en el marco del noveno aniversario del referendo del 21 de febrero de 2016 (21F), en el que el oficialismo perdió la consulta para habilitar la reelección de Morales.
Astorga justificó su acción al afirmar que Morales está “políticamente en el piso”. “Hoy recordamos nueve años de la victoria del 21F y así se encuentra actualmente Evo Morales, en el piso políticamente. Es un cadáver político”, declaró el legislador, quien pisó el rostro de la escultura frente a la prensa.
El referendo de 2016 marcó un punto de inflexión en la carrera política de Morales. El 51,3% de los votantes rechazó la modificación constitucional que le habría permitido postularse nuevamente junto a su vicepresidente, Álvaro García Linera. El “No” se impuso en seis de los nueve departamentos del país, mientras que el “Sí” obtuvo un 48,7% de apoyo.
Astorga vinculó la derrota en el referendo con el declive político de Morales, calificándolo como “el inicio del fin”. Asimismo, criticó la reciente utilización de la sigla FPV (Frente Para la Victoria) por parte de seguidores de Morales, señalando que se trata de un esfuerzo infructuoso. “El 21F fue el inicio del fin de Evo Morales. En vano ha alquilado una sigla política”, sostuvo el diputado.
El incidente generó reacciones divididas en el ámbito político y social. Mientras algunos sectores respaldaron la acción de Astorga como un acto simbólico de rechazo al “evismo”, otros la condenaron por considerarla una muestra de irrespeto y confrontación innecesaria.
Este episodio refleja la persistente polarización en Bolivia y pone de manifiesto los desafíos que enfrenta el país en su búsqueda de estabilidad y diálogo entre las distintas fuerzas políticas.