La alcaldesa de El Alto, Eva Copa, lanzó duras críticas contra el expresidente Evo Morales y sus seguidores, acusándolos de buscar convertir la región del Chapare en un enclave similar a “una pequeña Sinaloa”, en referencia al bastión del narcotráfico mexicano. Según Copa, las protestas promovidas por el sector afín a Morales estarían siendo financiadas con recursos provenientes del narcotráfico.
Las declaraciones surgen en un contexto de creciente tensión política, a pocos días de una marcha convocada por el movimiento conocido como el ‘evismo’, programada para iniciar el 10 de enero en Patacamaya. La movilización ha sido calificada por Copa como un intento de desestabilización nacional.
“Morales ya cumplió su ciclo político y legalmente no es un candidato viable para las próximas elecciones”, afirmó la alcaldesa. Además, cuestionó el origen de los fondos que respaldan las constantes movilizaciones de este sector. “¿Con qué dinero movilizan a la gente? ¿De dónde salen los recursos para trasladar personas desde Patacamaya hasta La Paz?”, se preguntó Copa, subrayando la necesidad de investigar el financiamiento de estas acciones.
En sus declaraciones, Copa también instó al Gobierno y a la Policía a retomar el control del Chapare, advirtiendo que esta región cochabambina podría convertirse en “tierra de nadie” si no se toman medidas inmediatas.
“Los seguidores de Morales buscan crear un enclave donde el narcotráfico tenga un poder significativo, como sucede en Sinaloa”, enfatizó. Agregó, de manera irónica: “Si es así, que cualquier ciudad se declare autónoma y administre su economía y justicia”, haciendo alusión a los riesgos que estos discursos representan para la estabilidad del país.
Las declaraciones de la autoridad edil abren un nuevo capítulo en el debate político sobre el control territorial y la lucha contra el narcotráfico en Bolivia. Asimismo, plantean interrogantes sobre la gobernabilidad en el Chapare y el impacto de estas movilizaciones en la estabilidad nacional.
El cruce de acusaciones refleja la persistente fractura política en el país y subraya los desafíos que enfrenta Bolivia para garantizar el orden y la cohesión en medio de crecientes tensiones regionales.